La hora de la verdad

A lo largo de las 10 primeras legislaturas de las Cortes Generales en un periodo de casi 40 años, nuestro sistema constitucional ha funcionado perfectamente, permitiendo que —tras las correspondientes elecciones— surgieran gobiernos con estabilidad parlamentaria.

Sin embargo, en las tres últimas legislaturas, el sistema ha empezado a crujir, y la repetición de elecciones y los debates de investidura fallidos —hasta hace poco insólitos— se repiten ahora con una frecuencia preocupante. A día de hoy no se puede descartar en absoluto que haya que volver a la urnas en noviembre, lo que significaría que en el tiempo previsto para una legislatura —cuatro años—, se habrían producido cuatro convocatorias electorales. Ante este escenario, es preciso cambiar actitudes que impiden el correcto funcionamiento del sistema.

¿Cómo hemos llegado hasta este nuevo escenario político? En mi opinión, la causa eficiente es la grave crisis institucional y política provocada desde Cataluña que, a su vez, ha generado un pluripartidismo frente al bipartidismo anterior, acompañado de un relevo generacional en los dirigentes de todo el espectro parlamentario. Por ello, el nacionalismo catalán ni puede ni debe ser quien garantice la investidura y la gobernabilidad, como en el pasado.

La solución no pasa por la reforma constitucional como pretende el señor Sánchez, sino por un cambio de actitud de los actores políticos, para que estén a la altura de la excepcionalidad del momento que vive España, dirigiendo el sistema hacia un gobierno de gran coalición.