Iñaki Zaragüeta

La inversión y el empleo ya frenan

La Razón
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La inestabilidad política y los vaivenes de los líderes del PSOE, Ciudadanos o Podemos respecto a determinadas cuestiones está provocando ya una ligera ralentización de la inversión y de la creación de empleo en España, frenazo que se notará de forma más determinante al comienzo del verano, ya que el sector del empleo tiene un decalaje en torno a los seis meses. Esta afirmación no es mía, ni de mi amigo Rogelio, sino de un alto ejecutivo de la Caixa en el ciclo de conferencias de Forinvest, una feria especializada en la inversión que se ha celebrado en Valencia. El orador calificó de irresponsable la actitud de la clase política española, que está ofreciendo una imagen deplorable en el exterior por su comportamiento de novios adolescentes. «A ti no te llamo», «ahora llama tú», «cuelga tú primero» son frases que reflejarían la conducta de algunos dirigentes de partidos. Pero el capítulo en el que hizo mayor énfasis fue en la capacidad que tienen algunos, en clara referencia a Sánchez, Rivera o Iglesias, para autoengañarse. O que se trate de auténticos ignorantes. Para sustentar su argumento, explicó que la mitad del empleo creado en España durante los últimos tiempos se ha debido a la reforma laboral. Proyectar ahora su derogación es sacrificar centenares de miles de puestos de trabajo. «Se puede derogar, aumentar las indemnizaciones, elevar el salario mínimo, etc. pero inevitablemente la inversión se frenará y con ello aumentará ostensiblemente el paro. Decir que con la anulación de la reforma laboral se creará empleo, es imposible y además es mentira». Ningún inversor serio decidirá entrar en España desconociendo las condiciones laborales y las fiscales. Sin saber cómo y cuánto subirán los impuestos de sucesión, el IRPF y demás. Esto es lo que debería tener claro cualquier político que pretende la Presidencia del Gobierno, y da la impresión de todo lo contrario a juzgar por la frivolidad con que se muestran. Hoy sirven unos, mañana otros..., pensando que importa poco cuando tiene una trascendencia vital para la llegada de capital y con ella la creación de empleo. Lo peor es que el daño se está produciendo. Ya se sabe, construir cuesta, destruir mucho menos. Así es la vida.