Pedro Narváez
La Khalessi de Rivas
Esta izquierda que se dice renovada torna cada vez más sus mensajes en amenazas al estilo Maduro, macarrismo ilustrado que lo mismo defiende unos tuits impresentables que a un presunto criminal que cargaba con explosivos. En el fondo son buenos chicos, cachorros que han crecido antisistema y ahora están fuera de la ley, en el limbo de una resaca. Que se dude de la Justicia con una juez de alcaldesa es la quintaesencia de un mal viaje lisérgico. Se lanzan al ataque como bestias acorraladas. He ahí a Pablo Iglesias en cuanto se le menciona a la ETA. He ahí a Tania Sánchez contra la subdirectora de LA RAZÓN Pilar Gómez a la que advirtió de hablar de ella, escocida por las informaciones de este periódico sobre los contratos de su hermano en el ayuntamiento de Rivas. Le faltó decir: «Sé dónde vives», apuntando con dos dedos a los ojos en una caricatura de un Soprano. Imagínense si un político de otro color responde así a las preguntas de un periodista. Saldrían zombis progres de las catacumbas. Se retrató. Vimos que de ser una chica de «Sensación de vivir» se ha convertido en la folclórica podemita. Quiso ser la Khalessi de «Juego de Tronos», la madre de dragones liberadora de esclavos, y ha quedado en la Marujita Díaz del radicalismo. Vivió momentos de gloria a la contra, ennoviada con el líder supremo, y ahora sufre la decadencia del poder y de la gloria televisiva. Los dragones transformados en doberman. Es sólo el principio. La Prensa es ya la culpable de las contradicciones de la extrema izquierda y los periodistas unos lacayos del poder. Y luego hablan de mordazas.
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