César Vidal
La lección de Palmintieri
En cierta ocasión preguntaron a Chazz Palmintieri, el conocido actor norteamericano, cómo se sentía formando parte de los italo-americanos, un grupo cuyas conexiones con la Mafia eran conocidas por todos. La respuesta del actor fue tajante y merece la pena reproducirla íntegra: «Estoy muy orgulloso de ser italo-americano, pero la gente no se da cuenta de que la mafia es sólo una aberración. La comunidad real está construída sobre el hombre que trabaja, en el tipo que es policía, en el bombero, en el camionero, en el conductor de autobús». Las palabras del actor encerraban una gran realidad. La pertenencia a un determinado colectivo ni puede ni debe implicar la aceptación de todo lo que se haya podido dar en su seno especialmente cuando se trata de manifestaciones delictivas. Al fin y a la postre, lo que define de verdad a una comunidad no son los personajes famosos y conocidos que han amasado una fortuna recurriendo a métodos ilegales como la corrupción o la extorsión. Lo que debe caracterizarla es la gente honrada que, de manera no pocas veces anónima, desea que progrese y se aplica a ello con su trabajo cotidiano. Saco todo esto a colación porque igual que para muchos la Mafia es la representación más exacta, incluso emblemática, de la comunidad italo-americana en Estados Unidos, también son numerosos los que han llegado a la conclusión de que el nacionalismo catalán constituye la manifestación más exacta de Cataluña. Ambas conclusiones ni pueden ni deben ser ciertas. Cataluña no puede igualarse con un nacionalismo rapaz que la ha llevado a la ruina acumulando sobre ella más del treinta por ciento de la deuda de las CCAA. Tampoco puede identificarse con determinadas familias célebres que, en las últimas décadas, se han dedicado a amasar fortunas que se apresuran a llevar a Andorra, a México, a Panamá y a Suiza. Mucho menos Cataluña debe equipararse a los enjuagues del tres por ciento, al caso de las ITV o al grito gagá de «¿Qué coño es la UDEF?». Por el contrario, como Chazz Palmintieri dijo en relación con la Mafia y los italo-americanos, Cataluña debe ser vinculada al esfuerzo callado y decente de millones de personas que viven en su territorio. En otras palabras, tiene que llegar a ser otra región española más donde las gentes honradas –el tendero, el taxista, el empleado, el profesional– no vean limitada su libertad y su futuro por la acción de esa aberración política y moral que es el nacionalismo.
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