Alfonso Ussía

La mariscala

La Razón
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Ha pasado de manifestar su desprecio a dos oficiales del Ejército por cumplir con la uniformidad en una feria de Barcelona, a ceder a una tal «Associació Cultural Vibrant» un espacio municipal destinado a albergar a los impulsores de las Fuerzas Armadas de Cataluña para la Independencia.

Cataluña ha sido más de mercaderes que de soldados en su historia local. No obstante, la alcaldesa de Barcelona, a la que ya le dicen «La Mariscala», quiere unas Fuerzas Armadas exclusivamente catalanas e independentistas. El proyecto es cautivador. Se establecerá el Servicio Militar Obligatorio, y no está del todo decidido si la pena de muerte por el delito de deserción. El «Exércit», en un principio, y de acuerdo con el plan inicialmente aprobado, sólo podrá combatir y declarar la guerra a San Marino y la Santa Sede. Dado que la segunda no va a entrar en provocaciones de esta índole, la guerra de Cataluña contra la república de San Marino está asegurada y con sus fuerzas equiparadas. Cataluña asombrará al mundo con el despliegue de su potencial bélico, consistente en unos carros de combate –número sin especificar–, algún avión a reacción –la adquisición depende del acuerdo de prolongación de la deuda de la Generalidad con las farmacias de Cataluña–, y de los fusiles, morteros y ametralladoras de segunda mano provenientes de los Ejércitos de Cuba, Venezuela y Angola.

El proyecto más avanzado es el de la Marina. La Armada tendrá el soporte de un «Mando de Patrulla Litoral» que aterrorizará al mundo con el siguiente material aprobado. Tres patrulleras de altura, dos patrulleras litorales, seis aeronaves no tripuladas, seis embarcaciones no tripuladas, y un remolcador de altura. Y las Fuerzas Aéreas del «Exércit» se bastarán y sobrarán con un avión a reacción y algunos helicópteros. El proyecto se presentará en los próximos días en «Poblenou», en un centro cívico muy arraigado al espíritu castrense, «Can Felipa», o lo que es igual, «Casa Felipa». Me atrevo a sugerir a los almirantes de la futura Armada de Cataluña que bauticen a su fragata de altura de mayor eslora y manga con la oceánica denominación de «Can Felipa», que se me antoja un nombre precioso para un buque de guerra.

En lo que respecta al «Exércit» de Tierra, su formación y competencias aún no se han determinado, pero se supone que utilizará para preservar la territorialidad de Cataluña la novedosa técnica de guerrillas inspirada en Viriato. Si se diera el caso de que un destacamento guerrillero se sintiera acosado por un legionario con permiso de fin de semana, acudiría en su auxilio una de las seis aeronaves no tripuladas para disparar contra el enemigo de una sola persona que invadirá Cataluña por la sencilla razón de que su novia vive allí. Y aunque peque de reiterativo y de escasa luz original, también propongo a las Fuerzas Aéreas que a su patrulla de seis naves no tripuladas se le denomine «Patrulla Casa Felipa», que se me antoja un nombre precioso para una patrulla del aire.

Dado que los expertos militaristas catalanes conocen que en los combates sobre el terreno se suda más de la cuenta –desde abril a octubre, preferentemente–, lo ideal sería que la Infantería independentista catalana eligiera como símbolo del sudor a Anna Gabriel, nombrándola Coronela de Honor.

En las Fuerzas Armadas de España están preocupadísimos los militares de los tres Ejércitos de Tierra, Mar y Aire. Como me ha revelado un almirante en la reserva, Cataluña podría convertirse en una potencia militar de primer orden siempre que la Generalidad consiga aplazar el pago a las farmacias. Y la Mariscala, por supuesto, Ada Colau, que vestida de militar puede romper moldes y estar atractivísima.

¡Fuego!