Alfonso Ussía
La mejor noticia
Leí el cuento en el avión, rumbo a Iguazú, de un autor uruguayo. Visitó a su cliente, Cristóbal Vélez Cosquín su prestigioso abogado. Vélez se hallaba en la cárcel, cumpliendo una condena de treinta años por adelantar de manera contundente la existencia terrenal de su madre política. En síntesis, que asesinó a su suegra. El abogado le llevaba muchos mensajes y una gran noticia: «A partir del próximo mes entrará en vigor el nuevo reglamento de prisiones, gracias al cual usted podrá pasear por el patio cuarenta minutos más cada semana. ¿Qué le parece?». El condenado Vélez respondió al instante: «La mejor noticia desde que maté a mi suegra».
Algo he sentido parecido a lo que experimentó Vélez. Por desgracia, mi suegra, que era una mujer maravillosa, falleció muy joven invadida por un cáncer. En ese aspecto, nada tengo que ver con el criminal Vélez. Sí, en cambio, con la valoración de la mejor noticia. Llevaba años esperando que Moody's mejorara la calificación de la deuda española, y la paciencia siempre tiene premio. Para mí, las calificaciones de Moody's son palabras mayores. A partir de ahora todos los españoles contribuyentes pertencientes a las clases media y baja en lo que a la economía se refiere, seguiremos igualmente arruinados, perseguidos, masacrados y trabajando para el Estado. Pero el Tesoro Público y las grandes empresas podrán financiarse en mejores condiciones, lo cual es altamente consolador.
Para ello era imprescindible que Moody's se atreviera a dar el paso, y lo ha dado con firmeza. España, económicamente, ha salido del túnel aunque los españoles no hayamos tenido la oportunidad de enterarnos. La política macroeconómica del Gobierno de Rajoy ya ha dado sus frutos, aunque los frutos se hayan distribuído entre los poderosos y los ciudadanos, profundamente agradecidos, disfrutemos del generoso sabor de las mondas. Moody's nos ha dicho que vamos muy bien, y eso es estupendo, pero quizá en seis millones de hogares españoles la palabra de Moody's, la mejor noticia, no ha podido ser celebrada todavía, a pesar de que Moody's es Moody's, algo impresionante. Los bancos, que conocen a Moody's más y mejor que otros, siguen cerrados al crédito, a las hipotecas, a las pequeñas y medianas empresas y demás fruslerías. Sus cuentas de beneficios, atmosféricas, les dan la razón. Y el Tesoro de Montoro, a pesar de las buenas condiciones que Moody's garantiza, no se fía del todo e insiste en seguir sacando dinero de donde no lo hay, porque donde lo hay, no lo buscan.
No obstante, la noticia es buenísima. En dos manzanas de mi calle, junto a La Castellana –que no es mal sitio–, han cerrado sus establecimientos en los últimos meses más de una decena de pequeños comerciantes. Intentaré reunirlos para tomar una copa y celebrar la buena noticia que Moody's nos ha proporcionado. Tiene que ser una noticia extraordinaria porque Rajoy, De Guindos, Montoro, Soria y Fátima Báñez se han manifestado felices y orgullosos. Hay ministros que han asegurado que a partir de este año se creará empleo. Lo que no han dicho es que también se destruirá empleo, y si lo que se destruye es más de lo que se crea, muy mal vamos a solucionar el mayor problema de España por mucho que Moody's opine lo contrario.
Es decir. Que la noticia es formidable, y hasta me atrevería a calificarla de fundamental para el futuro de unos pocos españoles. Mejor el bien de pocos que el mal de todos. Pero con independencia a su influencia en nuestra economía, permítaseme afirmar, que en mi opinión, Moody's es un hijo de la gran puta.
✕
Accede a tu cuenta para comentar