Juan Roldán
La parálisis europea
Hay que reconocer que el primer ministro italiano, Enrico Letta, la Comisión Europea y el Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) no han estado a la altura de las circunstancias al enfrentarse con la tragedia en Lampedusa, una vez que ocurrió el primer desastre de inmigrantes en el que perdieron su vida cientos de personas, un drama que ahora se ve acrecentado tras el segundo naufragio que ha vivido la isla italiana durante el pasado fin de semana.
Es posible que la Fuerza Naval y Aérea italianas, que pone en marcha a partir de hoy el primer ministro Letta, sirva para ayudar a salvar la vida de los centenares de ciudadanos africanos que seguirán intentado cruzar las aguas que les separan de Europa en el Mediterráneo. Sin embargo, la operación de militarizar este problema está condenada al fracaso, porque la de-sesperación de los inmigrantes y la ayuda de las mafias que controlan los puertos en el Norte de África seguirán intentando –haga o no buen tiempo– aprovechar las aguas que separan los dos continentes para seguir lanzando al mar barcazas cargadas de personas que huyen del hambre y de la violencia de sus países. Baste recordar las cifras de muertos para pensar que este esfuerzo no servirá de mucho. En los últimos 25 años, al menos unas 8.000 personas han fallecido en el canal de Sicilia.
Hay, sin embargo, una agencia europea dependiente de la Comisión Europea dedicada a la gestión de las fronteras (Frontex) que, en teoría, debería llevar a cabo una operación de gran envergadura en el Mediterráneo para vigilar el tráfico ilegal de refugiados en las costas y en los puertos del citado mar.
Ya no cabe alegar que es una competencia de los Estados, al igual que su financiación. España, junto a Italia, son los dos países mediterráneos que más han sido castigados por las olas de emigración irregular procedentes de los países árabes y de los africanos en los últimos años. España utiliza especialmente Frontex para controlar los flujos migratorios del Norte de África en las costas atlánticas.
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