Alfonso Ussía

La procesión del delito

La Razón
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El solemne ceremonial de acceso al gran salón de audiencias del Kremlin del presidente de Rusia ha sido calcado por Puchdamón en el palacio de San Jaime, residencia oficial del presidente de la Generalidad de Cataluña. En Moscú las enormes puertas están clausuradas y guardadas por dos soldados con vistosos uniformes. Los rusos y los uniformes vistosos encajan a la perfección. Cuando el presidente se acerca y parece que va a darse de narices con la gran puerta, ésta se abre y los dos soldados claudican el cuello a izquierda y derecha respectivamente, y entra Putin. En la sede de la Generalidad de Cataluña el ceremonial resulta menos solemne. Se abre una puerta más o menos del montón, que no se encuentra en IKEA pero sí en un buen anticuario, y sale Puchdamón con aires solemnes para anunciar que no está arrodillado sino de pie, lo cual no es necesario porque se aprecia a primer golpe de vista. A renglón seguido, se reúne con los tres acusados y los encargados de contratar los autobuses periféricos que han trasladado hasta Barcelona a los representantes con cargos de CDC, ERC y la CUP, y tras la inmortalización fotográfica del momento histórico, principia la procesión del delito. Quizá más adecuado y justo denominarla la romería de los presumibles delincuentes. Romería florida y abanderada, que a falta de la tradicional sardana –la Vía Layetana, por ejemplo–, se culminó con cuarenta minutos de retraso. Porque ellos son así. El tribunal los cita a las nueve y ellos llegan cuando les sale del nisperío o de las enaguas, que el acusado era uno y las acusadas, dos.

Parece mentira que todo un expresidente de la Generalidad de Cataluña ignore fundamentos y normas básicas de la legalidad. Así cuando le reconoce a los jueces que «nadie les advirtió que desobedecer a un tribunal podría tener consecuencias». Hombre, Arturet. Desobedecer a un tribunal siempre tiene consecuencias, y si ese tribunal es el Constitucional, más consecuencias todavía. Previamente, el Muy Honorable Arturet erró en las competencias de los que le juzgaban. Con la arrogancia fingida que le caracteriza, y con el fin de caerle simpático al presidente del tribunal que le juzga, estableció con él éste amistoso diálogo. –No contestaré preguntas de la Acusación Popular ni del Fiscal, sólo las suyas-; y el juez se lo agradeció de esta guisa: –Yo no hago preguntas-.

El primer día del juicio se resumió en el colorido y la ignorancia de Mas, que al igual que sus compañeras en el banquillo, se responsabilizó de poner en marcha la votación ilegal, pero cargando las tintas contra los 43.000 catalanes que montaron los escenarios del delito y compusieron las mesas electorales. Muy cobardicas los tres, intentando empapelar a 43.000 ciudadanos para salir de rositas del embrollo. Tengo sabido que el espectáculo procesional o romero se da por concluido, y que en los sucesivos días del juicio, los tres acusados acudirán en coche a la sede del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. O en taxi, que el tres por ciento no da para mucho.

A partir de ahora se van a poner de moda en España las procesiones o romerías en apoyo de los acusados de delinquir. Contribuyentes que lo están pasando mal se harán profesionales de este nuevo método de extorsión. –Mañana tengo romería de apoyo a Blesa hasta los Juzgados de la Plaza de Castilla, y el jueves procesión en solidaridad con Correa que declara ante la Audiencia Nacional. Una semana muy cargadita, pero rentable-.

Pues eso, y que Dios reparta suerte.