Selección Española
«La Roja baila»
España se ha reivindicado ante Chequia; eso sí, que no baje la guardia que el enemigo acecha. De haber terminado el partido con ese empate a cero que duró hasta el minuto 87, las sonrisas de oreja a oreja serían rictus de dolor, la euforia un retortijón y el agradable fútbol de la Roja, un tostonazo. Pero marcó Gerard Piqué y la luz se hizo; la realidad se abrió paso entre las tinieblas y los fantasmas desaparecieron. Las cadenas, al desván. Lo celebró Felipe VI como el primero de los hinchas y el goleador, con su hijo Milan, de rojo pasión. Y Gerard, radiante, satisfecho como quien se quita un peso de encima, natural, sin ese gesto forzado como el que muestra entonando el himno de la Selección, cual Guardiola escuchando el «Viva España» en la fiesta del Bayern cuando celebraba la Bundesliga.
Niña Pastori y Sergio Ramos han compuesto la que podría ser canción del verano si el 10 de julio repican las campanas en Notre Dame y a este lado de los Pirineos. El polifacético Ramos escribe y canta. «Sobre el campo y el terreno está el color / que nosotros defendemos. / Por la Roja moriré, soy español. / Con orgullo lucharemos». El central del Madrid, protagonista destacado también en el vídeo, disfruta como Alba, Iniesta, Nolito, Casillas, Bartra, Busquets, Azpilicueta... Al fantástico central del Barça le cuesta, no está en su salsa, mas no por ello hay que dudar de su compromiso. Forma parte indivisible de las glorias del fútbol español.
«La Roja baila» y los jugadores echan el resto. A Piqué le cuesta menos entregarse en el césped que en el plató con esos sones. «Soñaremos por ti, lucharemos hasta el fin / y te haremos sentir que la Roja juega y canta... España ey ey! / Cantamos todos / España ey ey/ la Roja baila». Si los pupilos de Del Bosque continúan divirtiéndose en el campo como en la grabación del videoclip, el éxito está garantizado. No hay dudas sobre la comunión del grupo; tampoco las hubo antes del viaje a ninguna parte de 2014. Con las decepciones y los fracasos sale a la superficie lo peor de cada quisque. Pero ahora «la Roja baila».
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