Jesús Fonseca
La salud de los españoles
No podemos convertir nuestra salud en un problema. Otro más. Ni la Sanidad pública es un fracaso ni la privada un éxito. Cualquier Sanidad, para ser buena, tiene que ser necesariamente costosa. A pesar de ello, nuestro sistema público de salud está entre los mejores del mundo. Sólo que ahora, con el pretexto de que no salen las cuentas, los hay que quieren hacer negocio. Y como la población envejece y aumenta la esperanza de vida, resulta también que hay que abaratar la salud. Pero lo que la inmensa mayoría de los españoles queremos, a la vista de lo que se escucha en la calle, no es que se añadan años a la vida, sino vida a los años. No estaría de más que, ahora que todo se justifica en razón de la cuenta de resultados para dar carpetazo a tantas cosas, alguien recordara a esos señores vestidos de negro que invertir en salud es de lo más rentable. Una sociedad sana tiene más vitalidad; es más productiva, eso que parece ser la meta del vivir. ¿Sanidad pública? ¿Sanidad privada? Gato blanco, gato negro, lo que importa es que cace ratones, dirán algunos. No estoy tan seguro. Nuestra Sanidad de todos ha dado buenos resultados y no hay datos fiables que aseguren que la gestión privada sea mejor que la pública, ni al contrario. Esas cosas, por suerte, no dependen sólo de la calderilla. Tienen que ver, principalmente, con la eficacia, con el riguroso control de la gestión. Con que algunos dejen de tomar decisiones temerarias sin consultar a nadie.
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