Daniel Portero
La semilla del odio
Continúa creciendo la nueva semilla del odio abertzale en el País Vasco tras la última agresión al joven de Nuevas Generaciones del PP en Bilbao. El más que dudoso fin de la violencia etarra de hace cinco años no está haciendo más que acumular fuerzas para golpear más fuerte cada vez que tienen oportunidad desde el mundo batasuno. Hace un par de semanas fue en Alsasua contra dos guardias civiles y sus parejas, ahora es en Bilbao, y ¿mañana? ¿Dónde? ¿Contra quién? La violencia sigue instalada en el País Vasco y Navarra, fruto del odio de tantos años nacido en el mundo de ETA y su entorno radical hacia todo lo que fuera democracia y no oliera al fascismo radical de izquierdas que propugnan. Quizás habría que pensar también que partidos emergentes como Podemos fomentan desde el principio la imposición de la violencia cuando los resultados electorales no salen como piensan. Al igual que en los años 30, la izquierda radical nunca asume su derrota democrática y busca, mediante la violencia, lo que no logra en las urnas. El sábado fue otro ejemplo de violencia cuando las hordas de Podemos se abalanzaron sobre diputados elegidos democráticamente, lanzándoles objetos a la salida del Congreso y aplaudidos por Bildu, ERC o sus mentores de Podemos. La persecución sistemática de grupos sociales que no son de la ideología abertzale ha sido la dinámica Alde Hemendik de ETA y su entorno desde los 70, buscando la persecución y expulsión del País Vasco y Navarra de quienes no piensan como ellos. Querer salir en los focos acusando de delito de terrorismo para archivarlo en un mes ha sido el camino emprendido por la fiscalía de la Audiencia Nacional. Error por vanidad de alguna persona. Es por lo que los demócratas les acusaremos de cometer delitos de odio en el contexto de persecución sistemática.
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