Toni Bolaño

La trastienda

La Razón
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Artur Mas ha conseguido su objetivo. No se presentará a las elecciones del 27-S con las siglas de CDC –gastadas por la corrupción y los recortes–, las hará pasar por unas plebiscitarias y hará pasar por las horcas caudinas a Oriol Junqueras y a ERC. Mas ha ganado un nuevo «match ball» en el universo soberanista ataviado con su traje de mesías. Y le ha puesto la guinda con el cabeza de lista. Lo llevaba trabajando desde hace tiempo. Desde que encumbró en la Asamblea Nacional Catalana a Jordi Sanchez, hombre de toda confianza de David Madi, la mano que mece la cuna en CDC. Madi y Sánchez han convencido al ex eurodiputado de Iniciativa Raúl Romeva para liderar la lista de Mas, otrora su bestia parda. Una jugada maestra. Seguro que Joan Herrera, el líder de Iniciativa, se ha caído de la bicicleta al conocer la noticia.

Sin embargo, no todo son éxitos. De lista única, nada de nada. Las CUP le dan la espalda. De hecho, de aquella foto del derecho a decidir ya no está Unió, ni PSC, ni ecosocialistas ni las CUP. Sólo ha conseguido que ERC haga el papel de sumiso en su relación sadomasoquista. Oriol Junqueras tuvo que aceptar el trágala cuando Mas amenazó con no convocar las elecciones si no aceptaban sus condiciones. Junqueras tuvo que dejar el contorsionismo para decir «sí, amo». De hecho, en ERC saben que son unos «pringaos» y así lo verbalizan. Se han visto atrapados y sin salida por la estrategia de Mas. Se justifican alegando al poder mediático y al aparato de propaganda.Todavía están en propaganda: en estado de shock.

La desconfianza es mutua. Ni CDC se fía de ERC, ni viceversa.

Las incógnitas siguen. Junqueras se compromete a hacer presidente a Más, pero ¿cumplirá?, se preguntan en Convergencia. Algunos dirigentes exclaman en privado: ¡como para montar un nuevo país asi!

Mas ha ganado la partida soberanista. Ahora sólo le queda repartir prebendas y migajas a los escindidos de Unió y pagar los favores prestados a los díscolos del PSC. Pero su Rubicón es el 27-S. Tiene que ganar de forma holgada o los mismos que van con él le señalarán la puerta. Si gana, tendrá que poner en marcha su plan. No puede vender humo, como hasta ahora. Habrá que concretar y explicar. No valdrá sólo ir vestido de mesías porque puede acabar como Tsipras.