Nacho Villa
La vuelta a la calculadora
Hay que reconocer que la Selección nos ha tenido muy bien acostumbrados estos últimos años. La generación de oro nos ha llevado en volandas de triunfo en triunfo; de Eurocopa en Eurocopa con el histórico Mundial de Suráfrica como gran colofón. Vivíamos en el séptimo cielo, olvidándonos de tantas repescas y frustraciones que hemos sufrido: como las ya conocidas maldiciones de los cuartos de final, de donde nunca pasábamos. Nos habíamos olvidado de todo. Incluso de esa calculadora, hasta hace poco imprescindible, para saber cuántos goles, cuantos puntos y qué rebotes hacían falta para que España se clasificara para los grandes campeonatos. Era todo como una pesadilla del pasado, que de pronto ha vuelto a ser la cruel realidad.
Con el inesperado empate ante Finlandia en Gijón y a la espera del partido en París contra Francia, hemos vuelto a pisar tierra. Hemos vuelto a las andadas. Hemos vuelto a las angustias históricas. Hemos vuelto, en definitiva, al sufrimiento que pensábamos ya no volvería a rondar a la Selección.
Esperamos, de verdad, que sea un simple susto. Que nos encontremos ante un despiste sin mayor importancia. Pero lo cierto es que tenemos que ganar sí o sí en Saint Denis. Mañana sólo vale la victoria. Todo lo demás es complicarnos la vida y volver a las viejas repescas. Confiemos en España, confiemos en que todo haya sido un simple resfriado y que ganando a Francia volvamos a nuestra situación natural. Al fin y al cabo somos los vigentes campeones del Mundo.
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