Julián Redondo
Las estrellas son así
Más de un centenar de periodistas deportivos han escrito un libro solidario. Exactamente, 117 «plumillas» embarcados en un proyecto editorial de Espasa liderado por la AEPD, su Asociación, el vínculo de todos ellos. «Las estrellas son así» es el título del ejemplar, que en 400 páginas descubre el lado más humano y desconocido de los mitos. Ídolos que, por encima de sus éxitos, son portadores de valores eternos, sin que la definición advierta de algo más que su humanidad, su generosidad y su sencillez o tenga alguna reminiscencia de regímenes perecederos.
Pero no todas las estrellas son tipos cercanos, majos, transparentes... Los hay pagados de sí mismos y otros con la cabeza como un sonajero. Pero hay que tenerla muy bien amueblada para no volverse «gilí» cuando un equipo está dispuesto a pagar un millón de euros semanales a un futbolista como Messi. A otros no los cambia el dinero sino la ambición o la estulticia. Lo que Ronaldo ansía es cariño, adulación y títulos, si son Balones de Oro o Botas de Oro o el oro de Moscú, mejor aún. Su codicia deportiva no conoce fronteras, quiere ser el centro de la creación, aunque el equipo no juegue un pimiento, y no soporta que le hagan sombra en el vestuario. Todo lo cual, unido a la edad y a la solidaridad que el grupo exige para alcanzar el clímax, limita su protagonismo y reduce su incidencia en los resultados, de ahí que plantear su venta en junio no sea un albur. Ya se sugirió cuando Rafa Benítez llegó al Madrid. Le toca a James coger el relevo, si recupera la humildad; incluso a Benzema, enemigo de la cordura; o a Bale, la incógnita.
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