Les da igual lo que haga

Lo escribí hace unos días y lo mantengo. No importa cuál sea la decisión del Gobierno de Mariano Rajoy. La postura «in» es oponerse. La cuestión es negarle el pan y la sal. Pero nadie puede ser tan inexperto como para desacertar en todas sus determinaciones. Si unas jornadas atrás el objetivo de la protesta fue el decreto sobre los desahucios -da igual que de una cuestión social y de justicia- ahora lo es por el aumento de las tasas judiciales, aunque todos reclamamos una apuesta por dar mayor celeridad a la Justicia.

Son de sobra conocidos los excesos en la utilización de los Juzgados y el deterioro que conlleva en el ritmo procesal, como también escandalizan los numerosos juicios en los que la cantidad dirimida es bastante inferior a los costes de personal y material. De ahí la conveniencia de frenar los abusos en el empleo de los recursos que los Códigos permiten y de sustituir por otros modos los litigios de costo desproporcionado.

Los críticos a la decisión del ministro de Justicia se escudan en razonamientos interesados. No es cierta la discriminación en función de la capacidad monetaria de las personas, ya que sólo pagará quien pierda ante los tribunales. Por tanto, el freno se dirige hacia el uso exagerado de los recursos del Estado. No olvidemos que los filósofos clásicos, y sabios, ya afirmaban «dueño de la virtud es quien en nada se excede», por más que eso de la virtud esté «out».

La decisión de Ruiz Gallardón se justificará en función de su repercusión en el recorte del largo tiempo que duran las contiendas en las salas contencioso, administrativas y sociales. Así es la vida.