Alfonso Merlos

Llenos de escándalos

Es la impudicia, la falta de escrúpulos y desde luego de respeto a la ciudadanía. Es escuchar a Bárcenas dando lecciones acerca de cómo cumplir nuestras obligaciones con Hacienda. Tan espectacular y lamentable como previsible el discurso de la sucesora de Griñán al frente del cortijo andaluz.

Porque precisamente en eso, en un cortijo, han convertido socialistas y sindicalistas esta hermosísima región de España. La han laminado con la falsificación, el chanchullo, el mangoneo, el fraude. Están hasta arriba de escándalos y sin embargo se permiten el lujo de proponer pactos o medidas consensuadas contra la corrupción que son incapaces de implementar a nivel nacional. Porque Rubalcaba ha llegado en un momento en el que no sabe de qué pie cojea. Para qué nos vamos a engañar.

Pero lo más sangrante es que todo se quede en la verborrea, las promesas, la manifestación de buenas intenciones. Como si la señora Díaz fuese una advenediza, una joven promesa de la política que no tuviese ni idea de lo que se ha cocido de mala manera en la Junta de Andalucía durante años. ¡Por favor! ¡¿Pero es que el PSOE no puede luchar contra los golfos que han metido la mano en la caja presuntamente y que están siendo empurados por la Justicia?! ¡¿Pero es que no puede liquidarlos políticamente?! ¡¿Pero es que no ha tenido ocasión de no mancharse, de actuar con limpieza, de no hermanarse con los sindicatos para expoliar al contribuyente?!

Digámoslo claramente: el futuro de los andaluces, con este nuevo/viejo liderazgo, sólo puede leerse en clave de broma o de tragedia. No hay calles intermedias.