Julián García Candau
Los datos no engañan
La mejor liga del mundo enfrentó en el Bernabéu al segundo de la misma y al decimoctavo: 34 puntos de diferencia. El visitante llegó con 28 tantos a favor y 50 en contra. El doble que el Madrid en el debe y 38 menos en el haber. Con diferencia tan notable cualquier pronóstico favorable al Mallorca podía sonar a chirigota. Llegó Giovani, burló a Arbeloa y su centro lo remató Nsue de cabeza. Siete minutos después, en jugada en que participaron Pepe y Modric, Higuaín empató. Con ello se comenzaba a presagiar que lo que dicen los números es sentencia.
A Diego López no le habían marcado dos goles en el Bernabéu y Alfaro le hizo el segundo. La sorpresa llegó hasta el descanso. Era cuestión transitoria. El Mallorca había dado sensación de no ser equipo sumido en puestos de descenso. Dio la impresión de que la llegada de Manzano le ha dado más consistencia. Por el contrario, cabría oponer que Mourinho alineó un equipo sin Özil, Khedira, y Xabi. Pepe volvió a ser jugador de centro de campo y Modric quiso asumir papel de director, aunque algunos compañeros no le concedieron tal protagonismo. Kaká de nuevo luchó, pero no tan acertadamente como en apariciones anteriores.
Mourinho echó mano de Özil y Benzema y después de Xabi Alonso. En cinco minutos, como quien dice en un instante, llegaron los goles de Cristiano, Modric, extraordinario tiro desde fuera del área, e Higuaín. A partir del cuarto tanto lo demás corrió a beneficio de inventario. Con tanta artillería se impusieron los datos que, como el algodón, no engañan.
Posdata. ¿La mejor liga es la de los imposibles?
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