BCE
Los galones del ministro
Luis de Guindos será finalmente el candidato de España para la vicepresidencia del BCE. El palmarés del todavía ministro para defender su candidatura ante las autoridades comunitarias es ciertamente notable: cuando llegó al Ministerio de Economía, nuestro país estaba al borde de la bancarrota, con un sistema financiero quebrado y seis millones de desempleados. Hoy, poco más de un lustro después, nuestro país se halla fuera del riesgo de quiebra, con un sistema bancario saneado y con dos millones de parados menos. Es verdad que no todo el mérito de semejante vuelco macroeconómico es atribuible a De Guindos: Mario Draghi contribuyó decisivamente en 2012 a que las primas de riesgo del Sur de Europa descendieran, los empresarios españoles han sido enormemente hábiles a la hora de salir y conquistar nuevos mercados internacionales y, en última instancia, las cajas patrias purgaron sus agujeros a costa del dinero de los contribuyentes. Pero, a su vez, una parte del vuelco macroeconómico sí es atribuible, por acción u omisión, al Ministerio de Economía: por un lado, la autoría intelectual dentro del Ejecutivo de la reforma laboral, clave para lograr el ajuste interno de los salarios que nos ha permitido ganar competitividad y regresar a la senda de creación de empleo; por otro, De Guindos también ha evitado dejarse seducir por los cantos de sirena keynesianos que, desde plataformas políticas como Podemos o incluso el PSOE, reclamaban enterrar la austeridad para reinstaurar el espejismo de los falsos estímulos de despilfarro y endeudamiento público. En conjunto, su labor no ha sido espectacular (podría haber hecho mucho más para que nuestra economía marchara mejor), pero ha sido lo suficientemente buena como para sacar a España del hoyo: algo de lo que no todas las administraciones europeas (o españolas) pueden hacer gala. Además, y como punto adicional a su favor, De Guindos es un buen conocedor –e incluso defensor, en su etapa previa al Ministerio– de la «teoría austriaca del ciclo económico», la que mejor explica las causas de las expansiones insostenibles basadas en las burbujas de activos y en el sobreendeudamiento privado. En la coyuntura actual, el riesgo macroeconómico a medio plazo será que se reproduzca uno de estos auges artificiales e insostenibles: así que, si el actúa desde el BCE en coherencia con sus ideas, bien puede contribuir a no que repitamos los dolorosísimos errores del pasado.
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