Sanidad Pública

Los hospitales más valorados y el modelo de gestión

La Razón
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La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha presentado los resultados sobre la valoración que hacen los ciudadanos de la Sanidad madrileña y de los hospitales que forman su red asistencial en 2015. El resultado es muy significativo y revelador de las fortalezas y bondades del sistema sanitario de Madrid, y, quizás por ello, a diferencia de lo que suele pasar cuando se trata de defender posturas ideológicas contrarias, o intereses partidistas, sindicales o personales, estos resultados no han gozado de la difusión, el comentario y la valoración que sí hubieran tenido en caso de favorecer a aquellos intereses. El grado de satisfacción general de los madrileños con la Sanidad pública que reciben y con los hospitales del sistema se sitúa en el 88,9%. Es decir, es casi sobresaliente. Si se entra a analizar ese grado de satisfacción por los diferentes tipos de hospital en razón al grado de complejidad de las prestaciones que dispensan, el resultado es que, en todas las categorías, el más valorado es un hospital público con gestión sanitaria externa. Es decir, con un gestor sanitario privado y que pertenece al segundo grupo de gestión sanitaria más importante de Europa, que es un grupo español. Estos resultados ponen de manifiesto que, teniendo todos los hospitales de la red pública sanitaria de Madrid una valoración extraordinaria, los públicos de gestión privada de esa red tienen un índice de satisfacción de sus usuarios mayor del que tienen los hospitales de gestión cien por cien pública, siendo el de éstos también muy alto. Y evidencian también cómo la estrategia de acoso y derribo puesta en marcha en su día para impedir que se implantasen y que su numero creciera lo fue por razones ideológicas de los partidos de la izquierda, los sindicatos y demás colectivos afines enmarcados en la «marea blanca», y por intereses personales de quienes veían peligrar sus privilegios, pero en modo alguno que pudieran poner en peligro la salud y las prestaciones a los usuarios. Una estrategia contra este modelo de gestión en la que contaron con la colaboración torticera de algunos tribunales de justicia, y del que predicaron todo tipo de maldades, riesgos y amenazas para la vida y la salud de los ciudadanos, consiguiendo, gracias a aquéllos, frenar su necesaria extensión. Lo que estos datos reflejan es que no han conseguido evitar la realidad, que no es otra que el modelo funciona. Y tan bien, que estos hospitales son los mejor valorados. Y lo son, además, por lo que realmente importa, que es el servicio que prestan, y no por razones políticas e ideológicas, como argumentaban aquéllos.

El Tribunal Constitucional ya desmontó los argumentos con los que jurídicamente se quiso acabar con este modelo, dejando claro que estos hospitales son públicos, sin que su gestión por una empresa privada cuestione tal carácter, y sin que ello lesione la igualdad de acceso de los ciudadanos a la Sanidad. Los resultados ponen de manifiesto cómo los ciudadanos lo que aprecian es el servicio sanitario que reciben, con independencia de cuál sea la forma que utilice la Administración para prestárselo de manera gratuita y universal.

La sanidad es una de las partidas de gasto que más lastran el gasto público, hasta el punto de poner en riesgo el sostenimiento del Estado del Bienestar. Un servicio tan sensible como éste, con los costosos avances que experimenta cada año y con la crónificación de enfermedades antes mortales, es difícilmente sostenible si no se acota bien su alcance y se introducen fórmulas de gestión que garanticen esas prestaciones esenciales con un menor coste por usuario, como ocurre en la gestión externalizada de la Sanidad.

La decisión del actual Gobierno de la Comunidad de Madrid de prescindir de esta modalidad de gestión, santificada por el Constitucional y hoy respaldada por los ciudadanos con su valoración positiva, no puede basarse, por tanto, ni en razones judiciales ni en razones asistenciales, y si así hubiera sido, los datos publicados les dejan sin ellas. Las enormes dificultades que tiene ya la sostenibilidad del sistema sanitario público, universal y gratuito que conocemos hacen necesario contar con todos los instrumentos que ayuden a hacerlo posible, prescindiendo de postulados ideológicos, políticos, sindicales y demagógicos que lo hacen ya imposible. Y este sistema de gestión pública externalizada a favor de empresas sanitarias privadas es uno de esos instrumentos. Esperemos que se reconsidere la decisión, porque aún se está a tiempo.