Restringido

Los pactos

La Razón
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Me vienen constantemente a la cabeza en estas vísperas electorales unos versos de Leopoldo de Luis que releí sin demasiada emoción hace tiempo, pero que no consigo quitármelos de encima. Es algo que me suele pasar con frecuencia y supongo que le pasa a todo el mundo. Un verso, una idea, una imagen o el sonido de una canción se te enreda en el cerebro y, casi inconscientemente, te acompaña a todas partes y se repite y repite como en los sueños. El verso inicial dice: «Cada uno hace la patria con lo que tiene a mano». Una frase elemental, obvia, aparentemente simple, pero que nos abre a la comprensión y a la tolerancia. Incluso a la esperanza. Desde luego, a no dramatizar demasiado en política. Y entonces se lo aplico a los candidatos. Todos podrían aportar lo que tienen. Uno viene con la «sumisa herramienta», otro acarrea nuevos y «vivos materiales»; no falta el que se presenta sudoroso con un «vaho de fatiga» y el que dice que llega con «una ilusión de amor» al pueblo, aunque en realidad es al poder. Lo malo es que «la rosa de la esperanza» está por los suelos, pisoteada por unos y por otros, mientras apuran, sudorosos y desaforados, los últimos mítines.

Lo ideal, claro, sería aprovechar lo más valioso de lo viejo y de lo nuevo para construir la patria de todos. Eso obligaría a pactar sin prejuicios en un ejercicio generoso de responsabilidad. Pero no es ese el plan, según parece. Conviene, pues, dejar claro de una vez, para que ningún votante se llame a engaño, que todos los partidos, sean nuevos o viejos, tienen la misma legitimidad democrática. Sobran los maniqueísmos, verdadera lacra de la democracia española. No podemos seguir jugando a buenos y malos. Es muy grave la advertencia de Rivera: con el PP «ni va a haber investidura, ni acuerdo, ni pacto, ni condiciones». O sea, prefiere quedarse de espectador incontaminado a no ser que sea aupado él a La Moncloa. La suerte, pues, parece echada: si no hay un Gobierno de centro-derecha, habrá en España una problemática unión de las izquierdas, que pretende encabezar Podemos, si se cumplen los últimos sondeos, con un PSOE marginal. Desterrarían al PP, y Ciudadanos se quedaría de observador complaciente. Ése es el panorama. Nadie, o casi nadie, quiere hacer patria aquí con lo que tiene a mano.