Julián Redondo
Los reyes del mambo
A la tercera, la vencida. Dos jornadas sin marcar –Sporting y Betis– y de repente, una «manita» al Espanyol, que terminará con insomnio por culpa de Cristiano Ronaldo. ¡Qué bárbaro! Cuando enchufa, no hay mejor electricista que él, ni más aplicado ni más efectivo. Letal. Su contribución a la media docena de goles del Madrid –uno lo metió Benzema– fue decisiva, aunque coincidieron las facilidades que dieron los pericos y el fútbol lustroso y en auge de los merengues. Benítez progresa, el equipo suma juego, goles y puntos, y la suplencia de Kroos por decisión técnica no se cuestiona con un triunfo tan rotundo.
Un ángel –Pablito Calvo– pasó por Brooklyn, un ciclón –Ronaldo– por Cornellà y un tornado –Pau Gasol– por Lille. Distrajo Ladislao Vajda con aquella película, convenció el Madrid con su puesta en escena y España en el último cuarto frente a Polonia con Gasol. A la Selección no le afectaron los pitos franceses mientras sonaba el himno nacional en el Pierre Mauroy, ni al Real el «virus FIFA», que se ha llevado por delante a Danilo y a James. Hay banquillo y plan B.
Pocas horas antes de los recitales de Cristiano y Pau, el holandés Tom Dumoulin perdía la Vuelta en la Morcuera y Cotos. «Jugaba» sin equipo –pecado mortal en el ciclismo– y las alianzas en la etapa decisiva le derrotaron. Aceleró Mikel Landa, Aru, Purito, Quintana y Majka le siguieron y el líder, sin más colaboración que la imprevista o casual de Nieve, se perdió. Agotado, cedió casi cuatro minutos. Acabará sexto. Podía imaginar un revés, nunca la catástrofe que asoló a Millar en el 85 ni que le bajaran del podio en el último minuto.
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