Francisco Marhuenda

Los riesgos del caudillismo

Los riesgos del caudillismo
Los riesgos del caudillismolarazon

Una buena parte del siglo XIX español se caracterizó por el caudillismo y la otra, por el caciquismo que concluyó con la Segunda República. Una parte de la antigua América hispana vive inmersa, desgraciadamente, en modernas fórmulas de caudillismo y caciquismo que confluyen en jefes de Estado que van desde dictadores, como los hermanos Castro, a militares autoritarios caciquistas como el desaparecido Hugo Chávez. Venezuela afronta hoy unas elecciones muy importantes con las que podría comenzar su transición política a una democracia plena si gana el candidato de la oposición. Es cierto que Henrique Capriles no lo tiene fácil, porque la democracia venezolana lleva años instalada en un sistema de falseamiento político gracias a las prácticas caciquistas que implantó Chávez. Los recursos del petróleo se utilizan para aplicar unas políticas populistas desde el aparato del Estado, que permitió las sucesivas victorias del fallecido presidente. Su delfín y candidato chavista, Nicolás Maduro, representa la continuidad del caudillismo. Es cierto que la consolidación de estas prácticas en algunos países de Hispanoamérica es consecuencia, también, de las profundas desigualdades y el desprestigio que alcanzaron sus clases dirigentes, que permitieron la llegada de personas como los Castro, Morales, Kirchner, Correa o Chávez. La sistemática explotación de los sectores más desfavorecidos y los desmedidos enriquecimientos saqueando los recursos y las arcas públicas abrieron la puerta al éxito de los nuevos caudillos. Esos países hermanos que están sometidos a una nueva forma de democracia sustentada en el caciquismo más descarado y la subvención sistemática, una fórmula que ya utilizaron los emperadores romanos para comprar a la plebe suministrándole gratuitamente los alimentos básicos, tiene que sustituirse por una democracia equiparable a la que existe en otros países del continente o en Europa. En este sentido, es fundamental la colaboración de formaciones como el Partido Popular y la excelente labor que realiza FAES en este terreno. Lo mismo se puede decir del papel que deberían realizar los partidos socialdemócratas europeos para que la izquierda abandone el caudillismo y el populismo. Es algo parecido al apoyo que recibieron los partidos en España durante los años de la Transición.