Restringido
«Madrit»
El pasado fin de semana, la flamante alcaldesa de Barcelona, la señora Ada Colau, proclamó en un acto electoral que Madrid debía volver a ser la capital de España en el corazón de los catalanes. Arrastrada por el populismo del que hace gala y enardecida por las masas que coreaban su nombre, la mujer lanzó tamaña ofensa que molestó los sentimientos de los garantes de la corrección política nacionalista, y salieron en tromba insultándola, pues no podían consentir que la regidora barcelonesa propusiese que Madrid también fuese un referente para los catalanes. Madrid es la capital desde el momento en que Felipe II en 1561, así lo decidió, basándose en su pasado comunero, debido a la ausencia de obispo y la escasa presencia de grandes linajes nobles cerca de la Villa. Es decir, motivos muy progresistas que seguramente harían feliz a la Colau y a su tropa de trepas.
Pero Ada no debe preocuparse por los improperios vertidos, siempre podrá soñar con ser alcaldesa de Madrid; como lo fueron otros catalanes, entre otros Albert Bosch i Fustagueras (Tortosa 1848), Jacint Domènech i Sastre (Barcelona 1802), Pere Surrà i Rull (Barcelona 1794), Jacint Tudó i Alemany (Barcelona 1716); y aunque no fue alcalde, Gaspar Remisa i Miarons (Vic 1784) fue un madrileño más, al que Aribau le dedicó el poema «Oda a la Patria», considerada como la obra que inició la Renaixença.
Pero Madrid, o mejor dicho «Madrit», pronunciado con una «T» sonora, muy sonora; al estilo del deje usado por los tertulianos nacionalistas de TV3 (la televisión pública catalana, conocida como «la nostra», de la «cosa nostra»), circunscribe la capital a un lugar imaginario donde, entre otras cosas, tiene su residencia su odiado equipo de fútbol que irrita y sulfura a los catalanes pata negra (aunque se llamen Rufián, Heredia o Fernández). Resulta que el club merengue fue fundado por dos hermanos catalanes, Joan i Carles Padrós i Rubio. Mientras Joan fue el primer presidente del club blanco, Carles fue además el impulsor de la «Copa del Rey», esta competición en la que al son de la marcha real los seguidores del Barça debemos silbar al unísono siguiendo instrucciones del manual del buen independentista. Además, estrellas catalanas del Real Madrid fueron Pepe Samitier y Ricard Zamora, y hasta la familia de Santiago Bernabéu es oriunda de Ontinyent, en los llamados «Paisos Catalans», que por cierto comparte apellido con el icono blaugrana Gerard Piqué i Bernabéu.
Y si Madrid, para los separatistas, no puede ser la capital de España, siempre podemos recordar que Tarragona lo fue de la Hispania citerior en el año 27 a.C. de la mano del emperador Augusto o bien que Barcelona lo fue de la Hispania visigoda en el 415 d.C.con Ataúlfo y Gala Placidia, cuando instalaron su corte siendo el primer intento de crear una unidad política independiente de Roma y que acabó en el gran reino godo de Hispania, con capital en Toledo.
Que Ada no se preocupe por los talibanes, que en nuestros corazones «Madrit» también es la capital de Catalunya y Barcelona de España.
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