Ensayo nuclear Corea del Norte

Más que la condena

La Razón
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Las últimas pruebas nucleares que ha llevado a cabo Corea del Norte han desatado la alarma, de nuevo, en la comunidad internacional. El objetivo de alcanzar un poder nuclear que le permita ocupar un lugar en la escena internacional, al abrigo de las presiones y sanciones del resto de los países, quiere lograrlo, lo antes posible, el gobierno de Pyongyang. La posición de este país no supone sólo una amenaza para sus vecinos y, en particular, para Japón y Corea del Sur, sino que también atenta contra el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional en su conjunto. Todos los estados del planeta se ven afectados por pruebas nucleares de este tipo y se trata de un asunto que interesa a toda la comunidad internacional. Las decisiones del régimen de Kim Jong-un suponen un claro desafío y, además, un peligro y no quedan justificadas, en modo alguno, bajo el argumento de que otros países están realizando pruebas militares cerca de sus fronteras. La «impunidad» de los norcoreanos deriva tan sólo del apoyo que reciben de las autoridades de Pekín y se precisa, por lo tanto, un cambio radical en las posiciones que viene manteniendo el Gobierno chino en esta materia. No es suficiente que el Consejo de Seguridad condene las pruebas nucleares que realiza Corea del Norte, ni tampoco son suficientes, como se viene demostrando, las sanciones económicas y comerciales que se le han impuesto a este país. Se necesita un cambio de posición de los principales actores de las relaciones internacionales y, en particular, de China para que las autoridades de Pyongyang pongan fin a unas prácticas que, con seguridad, amenazan la paz. La última decisión del Consejo de Seguridad de imponer nuevas sanciones a Corea del Norte debe hacerse sin complejos y dentro, como siempre, de los límites de la legalidad internacional. La comunidad internacional tiene legitimidad y está obligada a mantener la paz y la seguridad internacionales.