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Mejor sin PIVE

La Razón
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No hubo –por fin– Plan PIVE 9 pero, pese a ello, las ventas de automóviles volvieron a crecer en España un 10,9% en 2016. Se alcanza así la cifra de 1.147.000 vehículos vendidos, un volumen similar al de 2008. El buen dato es consecuencia de dos factores: las mejores expectativas de la mayoría de familias y empresas y la mayor laxitud crediticia de los bancos, facilitando que esas familias y empresas más inclinadas a gastar puedan hacerlo con cargo a su endeudamiento. Sin embargo, la noticia se halla rodeada de una cierta polémica por las quejas del lobby automovilístico acerca de la supresión del Plan PIVE 9. Durante años estuvieron exagerando las presuntas bondades estimulantes de este programa público para justificar su persistencia. Pero ahora, tras su supresión, no parece que los efectos de su ausencia estén siendo traumáticos. Parece obvio que la voz de la industria es una voz interesada, pues es su propósito engañar al burócrata y al votante para justificar subsidios en su propio provecho. Por ejemplo, aprovechando la polémica de las restricciones al tráfico municipal por los elevados niveles de polución, los fabricantes argumentan que el PIVE es necesario para acelerar la reconversión del parque automovilístico a uno menos contaminante. Sin embargo, no queda claro por qué la Administración debería subvencionar la compra de vehículos que contaminan menos en lugar de penalizar la adquisición de los que contaminan más.