Real Madrid

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Mou tiene la palabra

La Razón
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Cada error de Keylor Navas levanta murmullos en el Bernabéu; el runrún recorre la tribuna con el sonido de la plaga de langosta y el horror vence a la esperanza. Tiembla el personal, como esa tenue llama que tilila; la desazón inquieta más que una urticaria, hasta que Ramos acude en auxilio y su cabeza, por los siglos de los siglos milagrosa, choca testaruda con el balón en jugada mil veces repetida.

Negociaron una alternativa para Keylor antes del debut; su primorosa temporada inicial frenó la operación relevo y en ésta, plagada de errores inconcebibles, aceleran más que el McLaren de Alonso para encontrar al sustituto. El cancerbero costarricense contradijo las reglas de Di Stéfano sobre lo que debe ser un buen portero: «Que pare las que vayan dentro y no se meta las que salgan fuera». Se lo metió. Literal, y firmó uno de los goles más tontos del campeonato. Difícil explicar el lío que se hizo con el balón. A punto de extinguirse el partido contra el Betis por la gracia de Mateu Lahoz, en el minuto 92 evitó el 2-2 con una estirada de guardameta con rango y galones. Insuficiente, su suerte está echada o así parece.

El objetivo es David de Gea. Otra vez. Quiere regresar, vivir en Madrid con Edurne, no con su cuñado en Mánchester, hacer las paces con la familia y ser tan decisivo como Ramos. Pero Mou no afloja porque no es de dar facilidades sino todo lo contrario; aunque se trate del Madrid, o precisamente por eso. Conoce las preferencias del meta y no va a soltarle hasta cubrir la vacante con otro de garantías. Le gusta Donnarumma, la sensación del Milan, 18 años, el heredero de Buffon en la «Azzurra», el sueño de media Europa, incluida la «T4» del Bernabéu. Son 50 millones. Courtois figura también entre los sucesores de Navas. El belga ha hecho varios guiños. Añora la capital de España, aunque jugara en la acera de enfrente, o precisamente por eso.