Deportes

Mucha paz

La Razón
La RazónLa Razón

El superministro Íñigo Méndez de Vigo prosigue con el proceso de captación de un secretario o secretaria de Estado para el Deporte. Xavier García Albiol ha preferido continuar haciendo patria en Cataluña y, según parece, ha desestimado el nombramiento. Miriam Blasco, Theresa Zabell y Pablo Salazar siguen siendo alternativas. Si están pendientes de la llamada seguro que es más por lo que mareamos los medios que por su interés original.

Sea cual fuere la elección, lo indispensable es que aterrice con la bandera blanca desplegada. El deporte español necesita paz en las alturas para continuar creciendo. Si las funciones de cada quien están perfectamente delimitadas, huelga la guerra de tronos. Lo único que importa, quien de verdad importa, es el deportista, el núcleo de la foto.

Los títulos, las medallas, los éxitos que todos compartimos, son de ellos. No importa si me voy o si me echas. Te has ido y punto. Que pase el siguiente, elegido a dedo –por sus conocimientos, sus méritos o sus amistades– o en las urnas.

Y así en el CSD como en la Roja. Desde que accedió a jugar en su país con la zamarra de una selección rival, el díscolo Costa, que triunfó en el Atlético como no ha podido hacerlo en el Chelsea, ha sido convocado estando bien, mal o regular. Del Bosque se lo llevó a Brasil porque más allá del estado físico del futbolista había un compromiso tácito por darle una oportunidad en el equipo que eligió. Pero Costa no ha tenido suerte con España. Le han traicionado las lesiones, siempre inoportunas y en su caso más, y el conflicto que mantenía con el gol hasta que lo descubrió, más o menos, con Lopetegui. Pues ha vuelto a fastidiarse. Reclamado a toda costa, unas molestias le han devuelto a Londres. Que pase Morata.