Reyes Monforte

Mujeres

La Razón
La RazónLa Razón

Confío en que algún día no haya necesidad ni obligación moral de celebrar el Día de la Mujer. Y si hay que conmemorarlo, hagámoslo con la importancia y el respeto que merece, lejos de frivolidades y gestos chorras. La sola presencia de la mujer ha cambiado la Historia. Suada Dilberovi, estudiante de Medicina de 23 años, fue abatida el 5 de abril de 1992 en el puente Vrbanja, en Sarajevo, mientras se manifestaba pacíficamente a favor de la independencia de Bosnia Herzegovina. Para muchos, su muerte significó el comienzo de la guerra de Bosnia. Algo parecido sucedió con Neda Agha, asesinada en 2009 en Teherán durante una protesta a favor de la democracia en Irán, y cuya muerte, grabada en vídeo y difundida por internet, recorrió el mundo y la convirtió en la «voz de Irán».

La igualdad, la dignidad y el respeto a la mujer no se consigue poniendo un monigote con faldas y pelo largo en las luces de los semáforos en vez de uno con pantalones y pelo corto, porque quien vende eso como un paso más en la igualdad de géneros, está siendo el primero en contribuir a la desigualdad ya que hace mucho que, en estos lares, las mujeres llevan pantalones y los hombres pelo largo. Eso en Arabia Saudita lejos de ser un gesto chorra y demagogo, sería toda una revolución, porque allí ni las mujeres llevan pantalones por miedo a ser azotadas ni pueden tomarse un café libremente como sucedió hace días en un Starbucks de Riad, cuando se rompió la pared divisoria de géneros, y colgaron un cartel prohibiendo el paso de las mujeres, instándolas a que fueran sus conductores- ya que ellas tienen prohibido conducir- quienes compraran el café. No es el colmo de la desigualdad y la discriminación, es el reino de lo absurdo. Háblales tú a ellas de semáforos y políticas de igualdad que son puro maquillaje.

«Puedes llegar a cualquier parte, siempre que andes lo suficiente», escribía Lewis Carrol dibujando a Alicia en el país de las maravillas. Sigamos andando, sin fantasmadas ni dibujitos en los semáforos. La igualdad y el respeto están en otro sitio. El resto es un insulto a la inteligencia, sea del género que sea.