Cristina López Schlichting
Mujeres escritoras
Es difícil vivir con la idea de que eres tonta o inferior. De la duda acerca de la capacidad de las mujeres han contribuido a sacarnos las grandes científicas, literatas y artistas y quienes, como Ángeles Caso, han estudiado las escondidas historias de damas como Sofonisba de Anguissola, que pintó en la corte de Felipe II y cuyos cuadros han colgado en el Prado durante siglos con el nombre de un varón. Ahora féminas como Zaha Hadid ganan los nobeles de Arquitectura. En Literatura no sólo se han igualado a los hombres, sino que gracias a ellas estamos profundizando en temas decisivos de la naturaleza humana que a ellos no parecen interesarles. He disfrutado enormemente con tres novelas que quisiera compartir con el lector ávido.
La pelea con los adolescentes es una de las más duras de las familias actuales. Elisabeth Strout, que ganó en 2009 el Premio Pulitzer de Ficción, recoge en «Amy e Isabelle» la agotadora y fascinante aventura de la madre soltera que afronta el desarrollo sexual de la hija adolescente en un pueblecito. Con ella recorremos los egoísmos insolentes y las conmovedoras torpezas de la niña inocente, que descubre la crueldad, pero también buceamos en los tremendos errores y la generosidad de la madre, desesperada por acertar en esa aventura de educar que todos sentimos que nos viene grande. Tiene tantos matices el libro, que Strout dedicó siete años a escribirlo, y que una se reconcilia con las meteduras de pata de su propia experiencia.
Así como durante siglos los hombres nos han ilustrado literariamente sobre sus anécdotas como marineros, viajantes o boxeadores, Leila Slimani escribe «Canción Dulce», que ha sido Premio Goncourt en Francia, revelándonos el interior psicológico de las mujeres del servicio doméstico y más concretamente las cuidadoras de niños ajenos. A la vez encara el drama de la profesional moderna que vive el sueño de la realización laboral e intenta compatibilizarlo con la maternidad. Myriam y Louise son haz y envés del mundo contemporáneo femenino, donde cuadrarlo todo es un sueño imposible.
El tema de las criadas aparece también en «Manual para mujeres de la limpieza», el maravilloso libro de Lucía Berlin, galardonada con el American Book Award. Este compendio de relatos recorre la fascinante vida de la autora, muerta tempranamente en 2004, con una experiencia a sus espaldas digna de Ernest Hemingway. Casada a los 17 y abandonada, contrajo matrimonio otras dos veces con artistas. Vivió a caballo entre los mejores y peores ambientes de EE.UU y para sacar sola adelante a sus cuatro hijos fue enfermera, telefonista, limpiadora y profesora universitaria de Literatura. Alcohólica y ex alcohólica, esta existencia transversal le permite bucear decenas de ambientes sociales y experimentar dolores tremendos. A pesar de ellos conserva una mirada muy positiva, gran esperanza, humor desternillante y un profundo sentido religioso que comprende la defensa de la vida.
Es hermoso constatar que la definitiva incorporación de la mujer a todos los ámbitos es un bien para todos, que entre otras cosas permite acceder literariamente a lugares imposibles hasta ahora.
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