Nacionalismo
«My name is Puigdemont»
No sé cómo anda en conocimiento del inglés el presidente de la Generalitat, pero tendrá que explicar en EE UU cómo se llama y a qué va, porque dudo de que alguien lo conozca, y que se encuentran en presencia de «the president of Catalonia», ya que Artur Mas se le ha adelantado con su viaje a Harvard, como el otro presidente, que será uno de los destinos del mandatario actual. «I’m the authentic president of Catalonia, my name is Puigdemont, Carles Puigdemont». «Where is Catalonia?». Según reza la nota de prensa del premio Pritzker, que galardonó a un estudio de arquitectura catalán, «the three architects, originating from Olot, in the Catalonian region of Spain». Oh, Spain, palabra maldita con «twelve points» para el jurado del Nobel de arquitectura. Y el de Eurovisión, al que este año va un tal Manel. Una pena que Andorra se haya retirado del certamen y nos hurte sus doce puntos.
No sé si quedará claro a los estudiantes que allí se arremolinen quién es el hombre que al contrario que Trump cambió su icónico peinado. Trump, un enamorado de Barcelona... y de Marbella, y seguro que de Rota y Morón de la Frontera, frontera mora que no la del Ebro. Si no se maneja bien en el único idioma que se habla en el Despacho Oval, aparte del lenguaje no verbal de la sin tacones, podría probar con el tagalo que es la lengua que usa Colau antes que el español en los carteles plurilingües que distribuye por Barcelona. En Estados Unidos el español pasa a un segundo plano, pero es previsible que Trump califique el tagalo de idioma cooficial. Cataluña, siempre a la vanguardia menos para triturar papeles, maniobra chapucera al más puro estilo hispánico.
Puigdemont no tiene a un Josep Pla que invente la crónica de su viaje al otro lado del muro. Una pena. Habrá algún enviado especial de TV-3, la televisión de la posverdad, para resaltar su éxito. No tendrá el genio literario del autor de «El quadern gris», pero la escritura no cotiza en estos asuntos. Al cabo, en el país de las noticias falsas no será complicado colar una que cumple con los requisitos de ser verosímil, aunque sea mentira. The president of Catalonia está siendo atacado por el Gobierno de España, como hicieron los rusos con Hillary. Ay, aquella postal de Mas en Moscú puede dar al traste con el «procés». Todo es una conspiración cuyo único objetivo es que no sean independientes, como quiere California, otra región maltratada por el «establishment». Cuando Puigdemont pise Harvard, que tiene más importancia que la calificación de bono basura de la comunidad, ya habrá cantado Montull, el que anunció que tirará de la manta en el «caso Palau» y que «la semana que viene será muy divertido». Falta nos hace una vez pasada la final de «Tu cara me suena» donde Puigdemont arrasaría como el quinto beatle, otra manera de cantar. Y en inglés, para llevar el acento del Brexit a punto.
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