Ni truco, ni trato

Tal día como hoy, hace un año, un desaprensivo tenía entre sus manos, recién salidas de imprenta, muchas más entradas de las que permitía el aforo del Arena, para celebrar la noche de Halloween en el túnel del terror que serían los vomitorios de ese recinto. Tal día como hoy, hace un año, nadie había pensando en un plan de emergencias para eventos que sobrepasan los límites permitidos de asistentes; nadie había previsto un plan de asistencia sanitaria para casos de incidencias sobrevenidas; nadie había pensando en otra cosa que no fuera sacar el mayor rendimiento económico a esta fiesta, sin importar lo que pudiera ocurrir. Y ocurrió que cuando se tienta a la suerte, el destino puede revelarse cruel. Cinco chicas perdieron la vida en los túneles del terror, en medio del pánico, la improvisación, la irresponsabilidad más absoluta. Un año después hay un sumario en marcha con casi 10.000 folios y 25 personas imputadas; algunos políticos que se han puesto la venda antes que la herida y han ido dimitiendo de sus cargos, como la forma más digna de irse, y hay, sobre todo, un culpable principal de la tragedia, el empresario Flores, al que el juez ha permitido que siga en libertad bajo una fianza de chiste; personaje que a alguien parece interesarle que esté al margen, como si la tragedia no fuera con él. Las víctimas esperan justicia, como la esperaban aquellas víctimas de la tragedia de la discoteca Alcalá 20, donde murieron 82 personas; no se determinaron responsabilidades penales y todo se cerró con millonarias indemnizaciones pagadas por el Ayuntamiento. Para el caso del Madrid Arena no queremos ni truco, ni trato, sólo justicia.