Francisco Marhuenda

"No a la humillación de España"

Nos hemos acostumbrado a que lo insólito, lo indigno o lo estrafalario nos parezca normal. Y resulta preocupante. Lo es incluso cuando un presidente del Gobierno ignora la Constitución que prometió cumplir y hacer cumplir y se somete a los deseos del independentismo para conseguir su apoyo al proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Nunca creí que fuera capaz de semejante despropósito. Es una indignidad, pero además un error porque no conseguirá que regresen a la senda constitucional, es un desprestigio para España y perjudica gravemente la causa que juzgara el Tribunal Supremo. Los dirigentes del PSOE están indignados, aunque supongo que sus mariachis le dirán que es grande, muy grande, un estadista galáctico. Es el problema de tener pelotaris. Es la única explicación que puedo encontrar, porque nadie en su sano juicio puede apoyar este desprecio e ignominia contra la Constitución, el resto de comunidades autónomas y las Cortes Generales.

Pedro Sánchez gobierna como si fuera un caudillo, aunque solo tiene 84 diputados de 350. Los peores augurios se han confirmado y aquellos que criticamos los apoyos recibidos en la moción de censura vemos que no estábamos equivocados. A Sánchez sólo le interesa Sánchez y mantenerse en el poder. Me duele mucho tener que escribir este artículo, porque me gustaría mucho haberme equivocado y, sobre todo, que el presidente del Gobierno no aceptara una comisión con un relator que es una victoria para aquellos que quieren destruir España. Es una cesión tan enorme como increíble y además con los 21 puntos que Torra ha puesto sobre la mesa. Estaba convencido de que Sánchez agotaría la legislatura porque tiene una ambición sin límites y que no le importaba aprobar los Presupuestos, aunque mejor para él si lo conseguía, porque tenía los argumentos para arremeter contra sus adversarios.

La solución al desafío independentista no es la humillación de España y el desprecio al ordenamiento constitucional. No entiendo que alguien pueda apoyar semejante atropello. Las calles se tienen que llenar de españoles dispuestos a defender España y, por tanto, a Cataluña. Los militantes y votantes del PSOE, Podemos, PP, Cs, Vox o cualquier formación deberían acudir en masa a la concentración del 10 de febrero en la Plaza Colón de Madrid, pero también a las plazas de todas las ciudades y pueblos de España para lanzar un NO rotundo ante la indigna actuación del Gobierno y su presidente.

Me gusta mucho Paco Ibañez. Es un gran cantautor y una persona comprometida. Le admiro profundamente, aunque en muchas cosas no coincidamos. Siempre he escuchado sus canciones y he leído sus letras o los poemas que las inspiran. Tengo todos sus grabaciones y entre mi música está su famoso concierto el 2 de diciembre de 1969 en el Olympia de Paris. Ahora me viene al recuerdo la canción “A galopar”:

Las tierras, las tierras, las tierras de España,

las grandes, las solas, desiertas llanuras.

Galopa, caballo cuatralbo,

jinete del pueblo,

al sol y a la luna.

¡A galopar,

a galopar,

hasta enterrarlos en el mar!

A corazón suenan, resuenan, resuenan

las tierras de España, en las herraduras.

Galopa, jinete del pueblo,

caballo cuatralbo,

caballo de espuma.

¡A galopar,

a galopar,

hasta enterrarlos en el mar!

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;

que es nadie la muerte si va en tu montura.

Galopa, caballo cuatralbo,

jinete del pueblo,

que la tierra es tuya.

¡A galopar,

a galopar,

hasta enterrarlos en el mar!

La recuerdo en un sentido distinto al que tuvo en su día, pero sí como un grito a España y los españoles para expulsar a aquellos que rompen la convivencia, generan enfrentamiento y no respetan al país que les ha dado todo. Tanto a los que se sientan cómodamente en la Moncloa sin haber ganado unas elecciones y que han llegado con el apoyo de los independentistas, los antisistema y los Bildu-etarras como a las formaciones del independentismo que quieren destruir esta gran nación que es España. Hay que enterrarlos simbólicamente en el mar, porque nos jugamos el futuro. No me importa quien presida el gobierno, creo en la alternancia, lo único que pido es que respete la Constitución. Me gusta más el Felipe González de ahora, como me gustó el de sus primeros años de gobierno, porque dice claramente que el diálogo tiene que ser en el Parlamento, sede de la soberanía nacional, y que no es necesario ningún relator.