Primarias en el PSOE
Operación taxi
Los bardos del apocalipsis andan estos días a pleno pulmón a cuenta del PSOE. El ex primer ministro francés le ha puesto música de réquiem. Valls ha dado por muerto al Partido Socialista y enseguida nos ha dado por las analogías. El PSOE de siempre, el PSOE anterior a Pedro I, pensó y ejecutó un plan de liquidación. Aquel Comité Federal del primero de octubre derrocó pero no apuntilló. Aquella operación de navajero estatutario con tropas de norte y sur en acompasado sandwich tenía un doble objetivo: acabar con el secretario general y preparar las llanuras mesetarias para la llegada de Susana Díaz. Los muñidores creyeron que después podrían pastorear a la militancia y narrar con pífanos un relato socialdemócrata clásico. El PSOE no está libre de nuevos tiempos, de nuevos modos y de los vientos fríos que vienen de Europa. Se equivocaron con Pedro. Ya sin cetro y sabiendo que Patxi y alguno de los que habían sido suyos iniciaban el camino, se propuso la reconquista. Lo que ha desplegado es una guerra de guerrillas, un romance con aires de cantar de gesta y a recorrer las plazas. El «susanismo» con sus pertrechos pedía esperar a los avales. Llegaron los avales, batalla a campo abierto, y no hubo victoria más amarga. Ahora los «generales» temen la batalla final. Algunos se han puesto a pensar en silencio como salvar a quien estaba llamada protagonizar un paseo triunfal. Una Susana perdedora de primarias refugiada en Andalucía sería asediada por la oposición con el argumento más doloroso: ni los tuyos te quieren. Solo hay una operación capaz de poner a salvo lo más parecido a lo que los druidas del socialismo pensaron. Un buen socialista de corazón y carnet todavía me susurró las coordenadas. En voz baja, que es como se conspira en estos tiempos en los que España es un magnetofón, me habló de Patxi. Solo una retirada de Susana con petición de voto para López podría parar a Pedro Sánchez. Ese movimiento vendido como un ejercicio de generosidad con el partido y ante la cantinela de la ruptura podría cambiar el epílogo que ya se escribe para el 22 de mayo. Ese movimiento dejaría intacta la figura de Susana, lo perdido en el desgaste por lo ganado con el gesto. Pero ese movimiento no se va a dar porque esta es una carrera de nombres propios. Esto va de matar o morir. Pero ahí está Patxi siempre atento a las carambolas. Ex lehendakari, ex presidente del Congreso de los Diputados...y siempre López.
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