Pactos incumplidos

La necesidad de tener políticos con los bolsillos de cristal no es nueva; lo que ocurre ahora es que los ciudadanos ya no estamos dispuestos a promesas tan contundentes como vacías y exigimos pruebas. El PP ha tomado la iniciativa, obligado por las circunstancias, y con ello fuerza a los demás a seguir el ejemplo. A más de uno le ha hecho la cusqui, seguro.

Dicen en el PSOE que ellos lo van a hacer siempre y cuando se presente un formulario homologado (?), y que las cuentas de sus dirigentes servirán para que el pueblo llano compare. De entrada, la comparación ya la hicimos en 2011 cuando pudimos comprobar que en cuestión de patrimonio, Rubalcaba y Rajoy andan a la par, rebasando con holgura el millón de euros. Si al actual presidente la vida no le ha tratado mal, al jefe de la oposición tampoco.

Sinceramente, no creo que haya que reprocharles a ninguno de los dos nada. Lo que cuenta no es lo que tienen sino cómo lo han obtenido, y si estamos hablando de dinero limpio, nada que objetar.

Lo que llama la atención es que se esté montando un carajal por unos datos que ya son públicos desde hace tiempo y que todos anden tirando la primera piedra del tan traído y llevado pacto por la transparencia, transmitiendo la impresión de que sin pacto no hay honradez en la política española. La corrupción no tiene nada que ver con consensos ni con patrimonios públicos, sino con manejos bajo cuerda y choriceos bajo mano, y eso sólo lo pueden arreglar los propios partidos, impidiendo, por ejemplo, que, los imputados formen parte de las listas electorales, que si la memoria no me falla, ya es algo que se pactó hace tiempo y que unos y otros se han pasado por el forro. Curioso, ¿no?