Parolin

Por si alguno no lo sabe Pietro Parolin es el secretario de Estado de Su Santidad, es decir, el número dos en la cadena de mandos de la Iglesia católica. Su nombramiento ha sido uno de los mayores aciertos del Papa Francisco como fue un enorme error de Benedicto XVI la elección del cardenal Tarcisio Bertone para dicho cargo.

Este prelado véneto ocupó durante siete años el cargo de vicesecretario para las Relaciones con los Estados (equivalente a nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores) donde acumuló una vasta experiencia diplomática. Su último puesto antes de ser llamado a Roma en 2013 fue el de Nuncio Apostólico en Caracas donde intentó por todos los medios a su alcance frenar los excesos del presidente Nicolás Maduro.

El cardenal Parolin se encuentra estos días en Ucrania, país que ha visitado de norte a sur y de oeste a este. Es portador del afecto, cercanía y solidaridad del Papa al pueblo ucraniano, envuelto desde hace años en un conflicto del que se habla poco pero que ya se ha cobrado decenas de miles de vidas humanas y ha provocado enormes sufrimientos a poblaciones inocentes.

El Papa le ha encomendado además la tarea de llevar a Ucrania los fondos recogidos durante la colecta que Francisco mandó celebrar en todas las iglesias de Europa el pasado 24 de abril; fondos a los que se ha sumado el donativo personal del Santo Padre. Esta ayuda va destinada a personas y familias que se encuentren en estado de grave necesidad sin distinción alguna a causa de la religión, la etnia o la lengua; el único criterio es que sean realmente pobres (muchos han perdido sus casas y todos sus bienes).

El cardenal Parolin ha sido recibido por el presidente Petro Poroschenko y por otras altas personalidades políticas y religiosas ucranianas. Pero sus interlocutores privilegiados han sido los prófugos, los refugiados, los que se han quedado sin techo y sin comida. A todos les ha transmitido el deseo del Papa de poder visitarlos un día tal vez no tan lejano como hoy puede parecer.