Alfonso Ussía
Pasarela Cibeles
Ha sido recuperada. La antigua «Pasarela Cibeles» que cambió su nombre por la atroz denominación de «Madrid Fashion Week» ha vuelto de la mano de Pedro Sánchez, el estratosférico dirigente del PSOE. En un punto coinciden «Madrid Fashion Week» y la nueva «Pasarela Cibeles». En su variedad. Una y otra son como una macedonia de frutas o un pisto casero. Muy bonito para ver, de digestión confusa, y que posteriormente no sirven para nada. Desfilan las modelos y se acabó.
Si uno fuera militante del PSOE madrileño, ya estaría en manos de la doctora María López-Ibor, a la que contaría mis hondas pesadumbres. Pedro Sánchez no ha sido generoso con ellos. El mensaje contundente de Florentino Pérez «Zidanes y Pavones», ha sido meticulosamente plagiado por Sánchez Castejón. «Lozanos y Madinas», «Meritxelles y Madinas», «Canteras y Madinas». Madina es Pavón, como es de suponer. Pero ni Lozano, Meritxell o Cantera se parecen en nada a Zidane. Modelos de firma barata, de diseñador de relleno y de humillante oportunismo.
Meritxell, la modelo mejor colocada, es barcelonesa, ha deambulado durante años por la senda de la ambigüedad, dice que una Nación depende del contexto y está matrimoniada con un pepero atormentado por el esnobismo cultural. Eso sí, sabe muy bien que en Madrid se ubican el Museo del Prado, el Palacio Real y algún edificio más de cierto interés. Lo suficiente para optar a un escaño por Madrid con el número dos de la lista.
Irene Lozano, la segunda modelo, es la que peor ha sido recibida por la inútil –según la decisión de Sánchez–, militancia madrileña. Relacionar sus incoherencias y vanidades equivaldría a ocupar todas las páginas de mi periódico. Se ha caracterizado por poner a parir al PSOE y llamar corruptos a sus dirigentes durante cuatro años. Por traicionar a sus compañeros de UPyD y juzgar con felicidad estalinista a los que propusieron un pacto con «Ciudadanos», pacto que posteriormente, ella buscó con ahínco para no despedir su antifonario del suave cuero del escaño. Irene Lozano que podía haber alcanzado un notable lugar en la literatura, ha preferido la profesión de modelo en la nueva «Pasarela Cibeles».
Zaida Cantera, excomandante. De ella se ha dicho y escrito todo lo que su caso admite. Íntima amiga y protegida de Irene Lozano, y culpable de la fascinación de Pedro Sánchez. Colaboró con «Podemos» y su sueño es la creación de unas Fuerzas Armadas sin armas y asamblearias, porque lo de la jerarquía y la disciplina no termina de convencerla. La más atractiva de las tres modelos contratadas, y también de segura elección por ocupar el número siete de la relación. Creo que le queda, por ahí escondido en algún rincón de sus sentimientos, el orgullo militar. Y aguantará poco en la pasarela.
He leído –no fui invitado a asistir–, que hasta las moscas resistentes del otoño contribuyeron al clamoroso silencio que dominó la reunión de la Ejecutiva del PSOE que aprobaba las listas de Sánchez. Que no se caracterizó la reunión por la libertad y la sinceridad de sus componentes. Que algunos líderes regionales se negaron a participar en el guateque y otros llegaron con retraso con medido y calculado desprecio. Que no sonaron ni los aplausos de los pelotas profesionales. Y que al finalizar el pase de modelos, el modista o diseñador de las listas no tuvo que salir a la pasarela a saludar, porque el ambiente que se respiraba no daba margen de duda para ello.
Me congratula no ser militante del PSOE madrileño. A nadie le gusta que le llamen inútil en las narices. A nadie le complace, que después de años de trabajo y entrega, sus aspiraciones se resignen ante la llegada de tres modelos arribistas que fascinan al estratosférico líder del universo universal.
Bienvenida la nueva «Pasarela Cibeles».
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