Iñaki Zaragüeta
Paso adelante
Cada día se hace más trascendente el paso dado hace unos meses por la Societat Civil Catalana para agrupar a los millones de conciudadanos contrarios a la independencia. Si ya fue importante el hecho de que emergieran a la luz pública quienes habían estado sometidos de alguna forma durante decenios a los dictados del nacionalismo radical, ahora lo es aún más cuando éstos expresan con reiteración su voluntad de incumplir la leyes que rigen y sustentan un Estado de Derecho.
De ahí que la convocatoria realizada por la SCC para la celebración el 11 de septiembre de la Diada desde los postulados de continuidad con España, adquiere una relevancia inédita hasta hoy, más en un periodo en el que se intensifican las llamadas al incumplimiento de la Constitución y las leyes para la realización de una consulta imposible, convocatoria que encierra además la confrontación indeseable en una democracia moderna.
Sorprende en esta tesitura la posición del socialismo catalán, que da libertad a sus militantes para acudir a cualesquiera de las llamadas, la independentista o la «españolista», una tibieza propia de quien no tiene ideas claras ni convicciones. No es de extrañar que la organización se encuentre en caída libre en Cataluña y en el resto de España. ¿Ninguno de ellos se da cuenta de que les sucede desde que Maragall y Montilla allí, y Zapatero en España, embarcaron a la nación y al partido hacia una gran crisis?
El 11-S comprobaremos si el entramado nacionalista se comporta como corresponde, permitiendo la concentración contra sus objetivos a los participantes de Tarragona o si les provocan todos los problemas a su alcance. Por lo pronto, estoy convencido de que éstos no habrán contado con ninguna de las millonarias subvenciones que la Generalitat concede a los de su cuerda, la ANC. Ojalá me equivoque, pero no creo. Así es la vida.
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