Cristina López Schlichting

Pedro Sánchez no se va

La Razón
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Cuando te quitan la silla es inútil aferrarte al puesto. Es mejor soltar, respirar hondo y caminar hacia el futuro. Cada puerta que se cierra es otra que se abre. Pedro Sánchez, por el contrario, no quiere otro horizonte que el de presidente. Que manía, oye. Le ha echado su partido de la Secretaría General, le han dicho que no quieren ir por donde marca y el hombre, erre que erre. Ya nos ha anunciado que el lunes coge el coche y se va –literalmente– por los pueblos a buscar militantes que coincidan con sus puntos de vista. O sea, que se pone en campaña para ser secretario de nuevo.

Aunque reconoció que el 60 por 100 de los miembros del Comité Federal votaron en su contra, sigue afirmando que los votos del «no» contra Mariano Rajoy representan a militantes y votantes. Los otros, los de la abstención, no.

Antes de marcharse del escaño el sábado se permitió incluso dar órdenes últimas a la Gestora de Javier Fernández: no debe expulsar a los del «no» a Rajoy, no debe romper con el PSC y el mismo lunes debe convocar un congreso. Toma ya. No es creíble que pretenda convertirse en simple militante si sigue impartiendo consignas.

Las lágrimas que apenas contuvo –varias veces hubo de hacer silencio, acongojado– mostraban a las claras que no ha aprovechado el tiempo para distanciarse del cargo. Para él sigue siendo afectivamente duro hasta pensar en volver a la vida normal del ciudadano corriente. Este hilo emocional es en realidad el deseo no expresado de seguir luchando.

Creo humildemente que Pedro Sánchez ha escrito su última página política, pero él no lo acepta. Piensa presentarse a las primarias y hacer campaña. No va a conseguir nada, pero va a contribuir a dinamitar su partido por dentro. Cada toma de posición será un espaldarazo a la división, un aliento de sedición. Cuanto haga será un peso nuevo para Fernández, el pobre.

En condiciones normales, sin dinero del partido ni apoyos institucionales, sin escaño, no tendría recorrido. Pero ahora no estamos en condiciones normales. Pedro tiene el PSC y, sobre todo, tiene a Podemos. No le van a faltar televisiones para jalearlo ni ofertas políticas. ¿Acaso no ha sido el primer movimiento de Miquel Iceta anunciar que se une a Ada Colau? Pues ahí, por qué no, cabe Pedro. Y si al final se consuma la ruptura del PSC y el PSOE no descartemos que Iceta y Sánchez apuesten por el «gran partido de progreso» que siempre desearon y se enfrenten al partido socialista clásico desde un frente podemita que los acoja jolgorioso. Aunque sólo sea para demostrar que el sitio natural de un socialista de pro es la revolución de Iglesias.

Auguro dolores de cabeza a Susana Díaz, al propio Antonio Hernando –cosas veredes–, a Madina, a todos ellos. Pedro Sánchez va a ser la bandera que Podemos agite ante la cara de los socialistas. Una pesadilla fantasmagórica.