Historia
Perelada
El castillo de Peralada, mencionado desde el siglo IX, fue adquirido en 1923 por Miquel Mateu Pla, personaje que reunió una notable colección de arte, hoy conocido por ser el negocio de una bodega de vinos y sede del famoso Festival Internacional de Música de Peralada y última residencia de Manuel Azaña antes de pasar la frontera en 1939. Carlos II fue exorcizado por Joan Tomás de Rocabertí, hijo del primer conde de Perelada, y al que se le atribuye la responsabilidad de bautizar al rey con el seudónimo de «El Hechizado». Rocabertí, oficial del ejército hispano durante la guerra de los segadores, fue hecho prisionero por las huestes pro francesas mientras luchaba contra los insurrectos secesionistas. Liberado y recompensado por la monarquía española, decidió abandonar la milicia para ingresar en la orden de los dominicos, siendo nombrado en 1670 Maestro General de la Orden y posteriormente Carlos II lo nombró Inquisidor general de España. No hay que olvidar la enorme influencia de los dominicos catalanes en el siglo XVII y XVIII que serían capaces de articular su influencia en los ámbitos de poder de la corte, al tiempo que modificarían el pensamiento español al redimensionar y armonizar tradición y modernidad, destacando entre los dominicos a Fray Joan Tomàs de Boxadors, Sor Hipòlita de Rocabertí y Fray Tomàs de Ripoll. Influyentes fueron los dominicos en España y en especial los Rocabertí de Perelada, también lo han sido los actuales propietarios del castillo, los Mateu. El fundador de la saga, Damián Mateu, creó la factoría barcelonesa Hispano-Suiza, enriquecido durante la Primera Guerra Mundial con la fabricación de motores de avión, monárquico y consejero del rey Alfonso XIII. Su hijo, Miquel Mateu Pla, sobrino del cardenal primado de España (célebre por la carta de apoyo a la «Cruzada española»), heredó el negocio familiar y adquirió el castillo de Peralada por 400.000 pesetas, la mayoría de acciones del Diario de Barcelona y fue socio del Banco Urquijo. Desde el Castillo de Peralada huyó el 18 de julio de 1936 a Ginebra para pasar al cuartel general de Franco en Salamanca, nombrado alcalde de Barcelona en 1939, embajador en París de 1945, presidente de la Caixa de Pensions, presidente de Fomento del Trabajo, presidente de la Agencia Efe a partir de 1967 y consejero nacional del Movimiento. Las visitas de Franco a Cataluña solían pasar por el castillo de Peralada.
La hija única de Miquel Mateu, Carmen, se casó con Artur Suqué, compañero de pupitre de Jordi Pujol en el Colegio Alemán, a cuya boda celebrada en Peralada asistió Carmen Polo y Carrero Blanco. Suqué ha ostentado el monopolio del juego en Cataluña a través de la sociedad Casinos de Cataluña, detonante del llamado «caso Casinos».
Perelada ha sido siempre el lugar de encuentro del poder catalán, capaz de pactar con Franco, Pujol o con la extrema izquierda de la CUP y que ahora de nuevo buscará transformarse adaptándose a los tiempos, aplicando el principio expresado por Lavoisier: «La burguesía catalana no se crea, ni se destruye, sólo se transforma».
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