Persona non grata

Pedro Sánchez no puede aducir motivos de interés general para rechazar un acuerdo con PP y C’s. Pactar con el PP tampoco representa para el interés del PSOE un riesgo mayor que depender de Podemos y los nacionalistas. La rotunda negativa de Sánchez («no es no») sólo puede explicarse por su interés personal y el de sus colaboradores: si no se convierte en Presidente su carrera política se habrá acabado.

En su lucha por la supervivencia, el mejor aliado de Sánchez es el rechazo que una parte de sus militantes y de su electores siente por el PP. La idea de someter los pactos a una consulta de la militancia no responde a un interés genuino de Sánchez por fomentar la democracia interna. Se trata simplemente de un movimiento oportunista para aprovechar el rechazo al PP de las bases en su beneficio.

En los últimos años el PSOE ha sido incapaz de presentar propuestas creíbles y atractivas en el plano económico y social, y se ha visto aquejado por los mismos problemas de corrupción e incompetencia que el resto de partidos. Su estrategia se ha centrado en polarizar ideológicamente a la opinión pública, buscando el voto útil «contra la derecha». Esa estrategia ha contribuido a resucitar los peores vicios de nuestra cultura política: señalar la paja en el ojo ajeno, negar la legitimidad del adversario, disculpar y justificar conductas violentas...

La última «proeza» del PSOE ha sido declarar persona non grata a Mariano Rajoy en Pontevedra, la ciudad en donde creció, con una excusa espuria. Nadie podrá negarnos a Rajoy o a mí el derecho a visitar esa maravillosa ciudad de nuestra ancestral Galicia. Pero yo también me consideraré persona non grata, orgullosamente, mientras él o cualquiera de mis conciudadanos sea tratado así por los modernos inquisidores ideológicos.