Jorge Urosa
Pólvora del rey
Una nueva exhibición de demagogia está en marcha en Madrid. El objetivo no es otro que el Club de Campo, una institución referencia deportiva de la capital y que cuenta con 84 años de vida. Manuela Carmena ha decidido racionalizar y diversificar el uso de las instalaciones deportivas, lo que traducido al román paladino no es otra cosa que abrir las instalaciones al público en general de manera gratuita, con el consiguiente uso político del asunto.
El Club de Campo es una concesión que se mantiene con las cuotas de sus abonados. En concreto, se financia con 22 millones de euros anuales y de los que el Ayuntamiento no pone un euro. Los abonados mantienen unas instalaciones con una piscina olímpica, un campo de golf con varios recorridos y un club ecuestre de los mejores del país por cierto, que, además, se ponen a disposición de cualquier ciudadano por unos precios que oscilan de los siete euros a los 20. Las escuelas de tenis infantiles están abiertas a todos los madrileños como las de hockey, así que no parece un club ni excluyente ni elitista.
Carmena quiere ponerse una medalla, pero quiere hacerlo con el dinero de los socios, y eso de tirar con pólvora del Rey parece que no funciona. Algunos socios ya se plantean congelar el pago de las cuotas y por primera vez sólo se han cubierto 900 plazas de las 2.500 ofertadas por el Club.
Pero no debemos alarmarnos; seguro que es compatible el mantenimiento de las instalaciones y su uso universal y gratuito, y sin duda no faltará algún sobrino de la alcaldesa que por un módico precio esté dispuesto a explicárnoslo.
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