Alfonso Ussía
Pompa y Circunstancia
Ignacio Peyró ha escrito un libro fabuloso. La gran «Guía Sentimental de la Cultura Inglesa» la firma un continental. Su editor «Fórcola», ha sido rácano. Un formato más amplio y un tipo de letra más agradable para la lectura se habrían agradecido. «Pompa y Circunstancia» se titula. Los conocimientos de Peyró de Inglaterra, su Historia, sus costumbres, sus mitos, sus comercios y sus excentricidades son pasmosos. Su lectura es una delicia encadenada que nos hace envidiar, más aún, la grandeza razonada de ese pueblo tan inmediato y lejanísimo. Se trata también de una «Guía Sentimental del Buen Gusto», de la armonía y la contradicción. He apuntado algún olvido, pero la memoria de cada uno es particular y selectiva. Pasa por encima del duque de Bedford, autor del «Libro de los Snobs», ingenioso noble que estableció que el esnobismo proviene del marxismo, pero no de Marx, sino de «Marks & Spencer». No se detiene en la Academia Militar de Sandhurst, fábrica inagotable del carácter de sus militares. En el inglés más antimilitarista se mueve un militar frustrado. Entre los almacenes londinenses, destaca a Fortnum & Mason y Harrod’s, pero alguna línea hubieran merecido Army & Navy y Selfridges. No parece Ignacio Peyró un gran degustador de caramelos. De serlo, no habría guardado en el cajón a «Rowntree», creador de las «fruits gums» más gloriosas del Imperio, con un siglo de antigüedad. Se venden en tubos y cajas en los quioscos del Metro, del «Underground», pero también en Fortnum o en Harrod’s. No se detiene en el esplendor de «Hamleys» la mejor tienda de juguetes del mundo, con sus cinco pisos abiertos al asombro de los niños y a la ruina de sus padres. Olvida a Saki y apenas le produce interés el santuario de las corbatas «Steem & Parva», en «New Bond Street», único comercio donde se pueden hallar las corbatas color berenjena con topos blancos, imprescindibles para llevar con el chaleco «verde rododendro» del chaqué. Por lo demás, un trabajo glorioso y prodigiosamente bien escrito, con una prosa tan honda y jugosa como los saberes que resume. Se le perdonan esos pequeños olvidos, y más aún, el del santuario de las corbatas «Steem & Parva», que no ha existido nunca y que me termino de inventar.
Aunque muchos odien a Inglaterra y a los ingleses, en buena medida es como consecuencia de la envidia. Ese gran país habitado por gentes que tartamudean, tosen, y antes de decir una tontería, vuelven a tartamudear y desaparecen. Nación guerrera y valiente, perfeccionista, comercial, elitista y exclusiva. Casi todo lo bueno del mundo, reconocía Daninos, lo han inventado los ingleses. Al menos, lo bueno que tiene que ver con la estética, el confort y las buenas maneras. Recuerda Ignacio Peyró que Lichtenberg escribió que la palabra más frecuente en un país refleja en algo su carácter nacional. Y que la palabra más oída en Inglaterra es «sorry» –lo siento–. Según cierto novelista, los ingleses tienen la costumbre de disculparse incluso al coronar un orgasmo. Ese ordinario «¿Y qué tal?» del macho latino, ellos lo arreglan con un «sorry».
Este Diccionario Sentimental de la Cultura Inglesa está prologado por un inglés que conoce menos de la mitad que Ignacio Peyró de Inglaterra. Pero es un inglés culto y preciso, Lord Tristan Garel-Jones. Nos recuerda Su Señoría que la enciclopedia de Peyró es una guía fundamental para quienes quieren conocer ese extraño país que no tiene Constitución, cuyo Consejo de Ministros es, formalmente, una mera subcomisión del Consejo Privado de Su Majestad, y cuyo deporte nacional, el «Cricket», consiste en partidos que duran cinco días (con descansos para tomar el té) y casi siempre terminan en empate. «Es la mejor Guía que conozco», escribe Lord Tristan Garel-Jones.
Y lo dice un inglés de un escritor español.
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