Cástor Díaz Barrado
Por fin: Mosul
La recuperación, por parte del ejército iraquí, de Mosul es una buena noticia en la lucha contra el terrorismo. El Estado islámico va perdiendo territorio y todo presagia que, en poco tiempo, se verá privado de su base territorial. Esto no significa, desafortunadamente, la desaparición de este grupo terrorista pero sí supone un golpe decisivo a las aspiraciones del Califato. La conquista de Mosul es un paso necesario pero insuficiente para la pacificación de la zona. Supone un avance muy notable en la lucha contra el terrorismo pero no implica su completa derrota. El triunfo en Mosul no es sólo una victoria del Gobierno iraquí sino que, también, debe ser considerado como un logro de la comunidad internacional. La derrota que ha sufrido el Estado islámico en Mosul abre las puertas para que, en no mucho tiempo, el resto del territorio que controla pase a manos de Siria e Irak y, con ello, se restablezca la situación anterior. Pero esta victoria y las que vendrán no garantizan por sí solas la paz y menos aún auguran la reconstrucción de los dos países. Irak y Siria se han convertido en focos de tensión permanente y se precisa una acción más decidida por parte de la comunidad internacional con el fin instaurar una paz duradera. Los conflictos en esta región del planeta deben acabar pero, también, deben sentarse las bases para que se produzca un desarrollo institucional, económico y social. Lo primero, y más importante, es poner fin a las reiteradas violaciones de los derechos humanos pero, simultáneamente, deben adoptarse medidas que conduzcan al retorno de los refugiados, al restablecimiento de las instituciones políticas y a la recuperación de las economías de estos dos países. Todo un conjunto de medidas que no pueden conseguir por si solos los dos Estados y que precisan de una colaboración profunda de la comunidad internacional. La victoria sobre Mosul debe servir para acrecentar el diálogo entre las otras partes en conflicto en Siria e Irak, una vez descartada la presencia territorial y real del Estado islámico. La «unión» en la lucha contra este grupo terrorista debe extenderse en otros ámbitos y aunar los esfuerzos del resto de actores.
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