Julián García Candau

Potencian los chivatazos

El intocable Comité Nacional de Árbitros, dirigido por el inefable Victoriano Sánchez Arminio, ya ha avanzado las normas por las que castigarán a jugadores y entrenadores la próxima temporada, pero no han dicho palabra sobre la propia corrección de sus errores. El Comité ha avanzado que se potenciará la labor de los chivatos, de los acusicas de banda, es decir, del cuarto árbitro cuya función fundamental es advertir al juez principal de que un entrenador ha protestado una decisión o alguien del banquillo ha pronunciado una frase redonda.

Se deben moderar los excesos de los técnicos que desde la banda, con sus gestos, pueden provocar reacciones en el público. Se debe llevar a los futbolistas la idea de que no deben tratar de engañar al juez del encuentro.

Todo cuanto colabore a la limpieza del espectáculo debe aplaudirse, pero hay una cuestión a la que no hay forma de meterle mano. Cada semana se publican las sanciones a jugadores y entrenadores y nunca se dan a conocer los castigos, si es que los hay, y desgraciadamente los más gordos no los considera el Comité, de quienes han cometido errores fundamentales en un partido y han condicionado el resultado.

En el mundo de la judicatura, cuando un juez es castigado por cualquiera de las razones propias del ejercicio de sus funciones, lo sabe España entera. De los árbitros que tienen actuaciones desastrosas se dice que van a la nevera, pero si ello ocurre alguna vez, no se da conocimiento de ello al mundo del deporte. Para los árbitros existe, inexplicablemente, derecho a la inviolabilidad.

Posdata. El fútbol necesita más luz y taquígrafos.