Primero: Ramadi

Los ataques del ejército iraquí sobre la ciudad de Ramadi han traído consigo no sólo la retirada de los seguidores del Dáesh, sino, sobre todo, una importante derrota del Estado Islámico. La participación de la coalición internacional, liderada por Estados Unidos, no ha sido menor y, en todo caso, necesaria para que se produzca la liberación total de este enclave que, desde hace algunos meses, formaba parte del Califato. De forma paulatina, las fuerzas iraquíes están llevando a cabo la reconquista del territorio que el Estado Islámico ha conquistado en los últimos dos años. Cada uno de los triunfos del Gobierno de Irak pone de relieve que asistiremos a la desaparición del Califato y, con ello, a la pérdida por parte del Dáesh de su base territorial. No será fácil, desde luego, la eliminación total del Estado Islámico como grupo terrorista y es muy posible que, durante algún tiempo, siga golpeando a la comunidad internacional. Pero está claro que, si la comunidad internacional sigue en la misma línea que en la actualidad, asistiremos a la desaparición del Estado Islámico con base territorial y, con ello, a la recuperación, tanto por Siria como por Irak de los territorios que les son propios. La situación en Irak es, con seguridad, mucho más clara, mientras que la situación en Siria dependerá de los avances que se produzcan en las negociaciones para la paz en este país. Lo que queda claro es que la acción conjunta de la comunidad internacional es capaz de poner fin a la existencia de un grupo terrorista asentado sobre un territorio, aunque, infortunadamente, no se pueda acabar, de manera definitiva, con los actos terroristas que llevan a cabo. Ramadi es una etapa más, y muy relevante, en el camino que conduce a la reconquista del conjunto del territorio iraquí por parte de las fuerzas gubernamentales. Tras este triunfo se avecina la conquista de Mosul, ciudad desde la que el Estado Islámico proclamó el Califato. Privar al Dáesh del territorio ha de ser el primer objetivo.