Alfonso Ussía
¿Qué diálogo? ¿Qué respeto?
Aprovechando un partido de la Liga de Campeones disputado por el F.C. Barcelona y emitido por televisión a todo el mundo, los dirigentes separatistas del club español –juega representando a España–, exhibieron una gran pancarta en el estadio en la que se leía «Diálogo y Respeto». Días antes, y como consecuencia del encarcelamiento por la decisión de una juez de dos dirigentes del separatismo violento, la Junta Directiva del Barcelona permitió una concentración de sus empleados solidarizándose con los dos presumibles delincuentes hospedados en Soto del Real. Y en la lejanía, el cretino de Guardiola, dedicó el triunfo del Manchester City a sus héroes enchironados. ¿Qué diálogo reclama el Barcelona, y para quién pide respeto? Todo, menos el respeto a la ley y a la independencia judicial. Eso no existe en el separatismo catalán.
En Madrid, en un pleno en el Congreso de los Diputados, Cámara Legislativa, los representantes de la traición a España –Podemos–, mostraron unas ridículas pancartillas en español, catalán e inglés pidiendo la libertad de los dos churris encarcelados. Qué uso tan basurero de la palabra libertad y lo que significa. Y lo pedían diputados, miembros de la Cámara en la que se aprueban las leyes. Hemos llegado al punto de no retorno en la perversión del lenguaje. Ahí estaban Iglesias, la ex novia, Mayoral, Errejón y compañía descalificando la decisión de una juez y su aplicación preventiva de un delito consumado. Está claro, y no hay quien lo discuta, que Podemos está en el separatismo catalán con todas sus fuerzas y convicciones. Y probablemente con nuevas subvenciones provenientes de Estados partidarios de la fragmentación de España y de Europa.
En el caso del F.C. Barcelona hay que iniciar el paso valiente de su expulsión de la Real Federación Española de Fútbol, de las competiciones españolas y como colofón, su desaparición, hasta que la FIFA y UEFA reconozcan la Federación Nacional Catalana, de los torneos europeos. El señor Tebas, ha calculado que la exclusión del FC. Barcelona de la Liga y Copa del Rey devaluaría nuestro fútbol en un veinticinco por ciento. Bendita devaluación. No puede pertenecer al fútbol español un equipo español que representa a España y se cisca en España cada vez que tiene la menor oportunidad. Que organicen su Liga y su Copa, y que llenen el estadio con el Granollers, el Hospitalet, el Gerona y el Lérida. Y a ver que tal. Pero la chulería y el desprecio que cada día dedican a España y a sus leyes, ha superado millones y millones de paciencias. Para colmo, sigue mandando Villar en la sombra y los árbitros de Sánchez Armiño mantienen su vocación de misioneras de la caridad con los jugadores del Barcelona. Para colmo de los colmos.
El doble juego ya no es doble. Es uno. Pero pretenden que España los mantenga en el palmito, en las competiciones nacionales y los torneos europeos, representando a la nación que odian y humillan. «Queremos ser independientes de España pero seguir jugando la Liga española». Su madre. Si ustedes quieren ser independientes, jueguen su Liga y su Copa y dejen de humillar al fútbol español, harto de sus desafectos, chulerías y ayudas dirigidas. Los españoles, y entre ellos los catalanes que han decidido rebelarse contra la presión nazi de los separatistas, no somos cobardes. Hemos soportado mucho. Nos han llamado ladrones, invasores, colonizadores, genocidas y vagos. Ni un pelo de paciencia más. Si hay que empezar por el fútbol, ahí les duele. Respeten a España y serán respetados. Pero si no nos quieren, invéntense los millones de euros para cubrir su presupuesto en las taquillas catalanas y los derechos de televisión equivalentes a los de Bosnia.
Estamos hasta los dídimos del «Barça», fundamental instrumento del separatismo.
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