Martín Prieto
¿Qué pasa con Aguirre?
Somos lo que somos, pero también lo que quisimos ser y no pudimos ser y, sobre todo, lo que los demás piensan que somos. Esto último es la atroz injusticia que siempre campea sobre una trayectoria humana. Esperanza Aguirre está tocada por el éxito pese a su coraje político (que no siempre rinde réditos en el propio partido) y a la protesta del funcionariado sanitario de la Comunidad madrileña, que gestionó tan eficazmente y llenó su cesta con la mayoría de los votos de sus conciudadanos. Pasó por un tumor mamario, que tanto sensibiliza a mujeres que hoy la quieren desguazar, reflexionó, como tantos políticos sobre el tiempo hurtado a su familia y se retiró de la primera línea de fuego como los generales que saben que una retirada ordenada y a tiempo también puede ser una victoria. Doña Espe ha aceptado la oferta de una empresa privada, Seelinger y Conde(catalana) para ser en España e Iberoamérica una cazatalentos. ¿Qué pasa? ¿es más edificante que firmara por una empresa pública o se dedicara al «dolce farniente» de vivir de su marido? Los socialistas y los comunistas, disfrazados bajo la disgregación, quieren herirla aduciendo que preside el Partido Popular en Madrid. Ya empieza a ser chusco que si incumples la ley de Incompatibilidades te crucifican por respeto al Derecho, y si la respetas, te dan tortas. Como decía un analfabeto líder peronista «Ni contigo ni sinmigo». Es cierto que Felipe González o José María Aznar no ostentan cargos orgánicos en sus plataformas políticas pero siendo incuestionable su influencia política en el PSOE o el PP, nadie osa discutirles su derecho a ganarse empresarialmente la vida tras haber presidido el Gobierno. A Esperanza Aguirre hay que difamarla hasta la Sacramental de San Justo porque resulta peligrosa para la progresía hasta como vista de Aduanas guatemalteca. Eso de que el triunfo no se discute no sirve para nuestra izquierda sedicente. Lo único que le reprocho de antemano a Esperanza Aguirre es que no va a seleccionar mi currículo. Que la dejen en paz que ella es como es y no como los oportunistas quieren verla.
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