Rajoy, primer triunfo

La primera «etapa reina» –quedan algunas más– que Mariano Rajoy debía cubrir la ha coronado con éxito total. Digo total, porque el Gobierno, la Unión Europea, Angela Merkel, el Banco Central Europeo, los mercados y todos esos instrumentos que nos están haciendo la vida cada vez más difícil, hubieran firmado con satisfacción que España superara en tan sólo dos décimas el guarismo del 6,5 por ciento, marcado para el déficit del año 2012, cuando 2011 se cerró en el 8,91 por ciento.

Si aceptamos que el control del déficit emergía como prioridad para el control de la crisis y para sentar las bases de la recuperación, el equipo monclovita se ha atribuido un triunfo complicado, para muchos imprevisible. Los deberes han sido realizados. Ahora les toca mover ficha a los responsables de los vaivenes de la prima de riesgo, que tantos quebraderos de cabeza producen a nuestras finanzas, demasiadas veces de forma incomprensible.

No me extraña que Rajoy estuviera tentado ayer de sacar pecho en su cara a cara parlamentario con el jefe de la oposición. Recodaría aquello de que «lo bien hecho da una satisfacción interior más dulce que todas las pasiones».

A pesar de que la realidad va dándole la razón al presidente del Gobierno, Rubalcaba sigue empeñado en modificar la única política admisible por la UE, olvidando que fue precisamente siendo él vicepresidente y factótum del Gobierno cuando se instauró la política de recortes. Eso hace que su pasado sea su primer problema de cara al futuro. ¿Por qué no defendió entonces lo que hoy pretende?

Tras estos resultados, sólo cabe esperar que se cumplan el resto de las previsiones de Rajoy: «El mantenimiento de nuestra política nos hará crecer y crear empleo». Así es la vida.