César Vidal
Razones de una victoria
En estos días se ha dicho todo o casi todo sobre la crisis griega. Se ha especulado con el futuro, se ha analizado el pasado y se ha desmenuzado el presente. Sin embargo, hay un aspecto que me parece de especial relevancia y que apenas ha sido abordado salvo para culpar a los griegos de tener poco menos que el monopolio de la ignorancia, de la irresponsabilidad y de la frescura. Me refiero a las razones de la victoria de la propuesta de Syriza en el referéndum por un margen que, en términos futbolísticos, podría calificarse como verdadera goleada. Esas razones son fundamentalmente dos y deberían llevarnos a reflexionar más que detenidamente. La primera es la convicción por parte de la mayoría de los griegos de que los llevan chuleando años desde importantes instituciones foráneas. Se podrá alegar –con razón incluso– que la culpa de los males de Grecia reside en su clase política y en los ciudadanos que la votaron una y otra vez. Sin embargo, en el griego de a pie subsiste la idea de que la Unión Europea, el FMI y otras instancias similares son sólo buitres que los llevan estafando años. Frente a ellos, como si fueran los responsables de todo, dos terceras partes de los votantes han gritado: ¡Basta ya! La segunda razón es no menos relevante. Syriza ha dicho con claridad algo que los ciudadanos echan en falta y es que no van a dar un paso en contra de lo que prometieron a sus electores. Precisamente por ello, convocaban un referéndum ya que no habían sido elegidos para doblegarse ante Bruselas. Sé de sobra la carga de demagogia que rezuma esa declaración, pero su efectividad electoral ha resultado innegable. De hecho, equivale a decir: «nosotros nunca os mentiremos. Si nos elegisteis para hacer blanco, no haremos negro –por ejemplo, subir impuestos o recortar pensiones– y puesto que nos quieren obligar a negro, os pedimos vuestra opinión y vuestro respaldo». Los resultados de esa combinación doble están a la vista por su eficacia. Para contrarrestarlos no se puede pedir a la gente que lea los programas de los partidos –¿conocen ustedes a muchos que se sometan a ese suplicio?– ni se puede apelar a las cifras macroeconómicas. Sólo cabe el camino de convencer a los ciudadanos de que sus sacrificios han estado totalmente justificados y de que se cumplen las promesas... o vencerá Syriza y los que, como esta formación helena, apelen a esos dos argumentos.
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