Bolivia

Rebajas Maduro

La Razón
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Amigos comunes trajeron a casa a un librero tucumano, reo de propiciar la cultura popular, chupado por «la pesada» del Ejército durante los años de plomo argentinos. Chorreado en agua sobre un somier le picanearon en el glande, las gónadas, el orto y el perineo, cercenando y tragándose parte de la lengua en las convulsiones. Quienes han padecido la tortura son renuentes a hablar de ella, por pudor, y él, con un lenguaje pedregoso, explicaba que cuando terminaban las sesiones sentía una alegría interna con visos de agradecimiento a sus sayones, como si le hicieran un favor dejando descansar hasta mañana la manija de la corriente alterna. Ya se había diagnosticado el Síndrome de Estocolmo cuando un grupo de rehenes acabaron simpatizando con sus secuestradores. Es lógico y hasta cortés celebrar la excarcelación de Leopoldo López tras tres años de prisión militar dejándole en una detención domiciliaria indefinida con comunicaciones restringidas y no exenta de peligros. Alberto Garzón, tras aplicar la eutanasia a los comunistas españoles, califica a López de golpista cuando todas las organizaciones de derechos humanos le dan por preso de conciencia, y el angelical Monedero le reprocha verter gasolina sobre la idílica política venezolana. Hace tres años está en las mismas Antonio Ledezma, alcalde elegido de Caracas, detenido en su despacho sin orden judicial por una tropa armada de más de cien militares. ¿Qué diría Podemos si un escuadrón secuestrara a Manuela Carmena de Cibeles y la depositara por años en una mazmorra castrense? El cambio de modelo penitenciario de López no da, en el país de los concursos de belleza, para imponer a Maduro la banda de Miss Venezuela 2017. En política mínimas concesiones procuran grandes réditos, y el gran gorila macho expulsado de la OEA y Mercosur y excomulgado por la comunidad internacional, excepto Bolivia, Ecuador y el apéndice de países aún comunistas, obtiene oxígeno tras meses de manifestaciones populares y más muertos sobre los asesinados a diario en Caracas, capital mundial del crimen y el sicariato político. A Zapatero, mediador de mediaciones, le ocurrirá lo que con ETA: que le volaron el estacionamiento de Barajas cuando relamía su negociación. Al superdotado autobusero le acabarán echando los suyos, o continuará el proceso del socialismo del siglo XXI hasta clonizar la monarquía castrista, y ya dará igual quién es Miss Venezuela.